¿Qué somos capaces de hacer por amor? La versión del despecho de la princesa que lo pierde todo por amor y se convierte en la Siguanaba ha sido poco contada.
Estas versiones, cuentan que la Siguanaba fue una mujer hermosa la cual fue elegida por un cacique maya, 40 años mayor que ella, para casarse con él. Ella lo rechazó porque estaba profundamente enamorada de otro hombre de su misma edad.
El cacique despechado tomó venganza y ahogó en un río a su enamorado. A ella la encerró convirtiéndola en un monstruo, que ahora conocemos como la Siguanaba. Aunque se dice que logró escapar adentrándose en el campo. Desde entonces se dice que se la visto angustiada por los ríos y campos, deambulando como alma en pena, intentando revivir al que tanto amó.
Como dijo Nietzsche, “Todo lo que se hace por amor, se hace más allá del bien y del mal”.
Amor y Despecho

El amor, es un sentimiento complejo y profundo, incomprensible que a veces lleva a la locura o al sufrimiento. Como describe el artículo “Estudios sobre el amor” de Ortega de Gasset (1926): “el amor es a veces triste como la muerte, tormento soberano y mortal”.
“Es más: el verdadero amor se percibe mejor a sí mismo y, por decirlo así, se mide y calcula a sí propio en el dolor y sufrimiento de que es capaz. La mujer enamorada prefiere las angustias que el hombre amado le origina a la indolora indiferencia”.
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¿Cuál es la Historia de la Siguanaba?

Otra versión, cuenta que la Siguanaba era una adolescente muy hermosa que vivía con sus padres en la zona rural. Al cumplir 15 años, un joven criollo bien trabajador y de familia adinerada se enamoró profundamente de ella y pidió su mano.
El día de la boda, estando los novios en el altar, el sacerdote les solicitó que entregaran su fe de bautismo, pero ella no estaba bautizada. El cura se negó a realizar el matrimonio, a pesar de las súplicas.
Al no poder casarse con su amado entró en una profunda depresión que gradualmente la llevó a la locura. Al verla en ese estado, su novio perdió toda esperanza de casarse con su amada y se olvidó de ella.
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El despecho de la Siguanaba

La joven en su profunda tristeza y locura, decidió nunca quitarse su traje de novia. Un día que estaba en el río lavando la ropa, se enteró que su amado se iba a casar con otra.
El dolor fue tan grande que salió corriendo dando llantos desgarradores, se paró frente al acantilado y, decido quitarse la vida. Saltó al vacío muriendo al instante tras golpearse con las piedras del río.
Desde entonces el espíritu de la muchacha vaga errante en busca de su enamorado, siendo la Siguanaba.
En otras versiones también se cuenta que, estando desesperada, se desgarraba la cara, haciendo que se le desfigurara y que al encontrar el cuerpo sin vida de la joven, después de que esta se lanzara al acantilado, miraron que su cara tenía aspecto de caballo.
La Siguanaba se convierte en un ser horroroso para castigar a los hombres infieles, según la Leyenda.
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Pero, ¿Qué es la Siguanaba?

Es una leyenda presente en toda Latinoamérica, donde también es llamada: Siguamonta, Siguampera, Cigua, Cegua, Cihuatlaco, Caballona, Chuca, Sucia, Bandolera, Macihuatli, Matlacihua, entre otros.
Es un fantasma del folclore latinoamericano que, según la tradición se les aparece a hombres trasnochadores, infieles y violentos en la forma de una atractiva mujer desnuda o semidesnuda, pero con el rostro oculto.
La Siguanaba es una palabra de origen quiché: “siguanꞌwanaꞌbꞌa” que significa “hermana espectral del abismo”, según recoge Wikipedia.
También detalla que en algunas partes como México, por ejemplo, la Siguanaba tiene un correlato conocido como Macihuatli, una palabra compuesta del idioma náhuatl que contiene los términos cihuatl (mujer) y matlatl (red, trampa), de manera que el nombre alude a la forma femenina del espectro y a su calidad de cazadora de hombres.
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El Origen de la Leyenda

El Folclorista Guatemalteco Celso Lara Figueroa, detalla que la leyenda es claramente de origen ibérico, ya que está inspirada en la tradición judeo-cristiana importada por los españoles. Vincula a la mujer con el agua “fuente de vida”, pero también lugar de muerte.
“El carácter colonial del origen de la leyenda está sustentado en la metamorfosis de humano en animal [mientras] la fisionomía de equino, cuya introducción […] es debida a los conquistadores españoles, y la temática de la represión de la sexualidad son claramente de origen ibérico, inspiradas […] en la tradición judeocristiana importada de Europa”.
El objetivo de estas leyendas era aleccionar moralmente a los indígenas y población mestiza en temas como la moderación en el consumo de bebidas alcohólicas y la fidelidad conyugal.
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¿De qué trata la Siguanaba?

La Siguanaba se aparece en los ríos o riachuelos a los hombres como una dulce tentación. Según nos cuenta el escritor salvadoreño Manlio Argueta en “Un Día en la Vida”, los hombres no resisten a sus encantos: “La tela de su vestido temblando a cada palpite de su corazón, como si adentro tuviera arena movediza o como un charco cuando le da directamente la luz de la luna, que el agua no se está quieta meciéndose. Y la emoción le nubla los ojos a uno”.
“Sus caderas de cántaro lleno de agua fresca. Y los grandes camanances como para jugar chibola en ellos. Los ojos brillantes, como de terciopelo o de culebra masacuata. Sólo miraba sus ojos, sus caderas y los camanances pues no dejaba de sonreír”.
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La Siguanaba y el Cipitío: la historia más popular

En esta versión la Siguanaba originalmente se llamaba Sihuehuet. Significa mujer hermosa. Ella quedó embarazada de un hijo del dios Tláloc, el dios del rayo.
Cuentan que resultó ser una mala madre y una mujer infiel. Por ello Tláloc la maldijo al descubrirla y la llamó Sihuanaba (mujer horrible).
Ella sería hermosa a primera vista, pero cuando los hombres se le acercaran, se convertiría en un ser horrible. Condenada a vagar por el campo, apareciéndose a los hombres cerca del agua. Siempre buscando a su hijo el Cipitío.
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Parte del Folclore salvadoreño

A pesar de tratarse de una historia común para los países de Iberoamérica, la Siguanaba es una pieza clave de la identidad salvadoreña. Ha pasado de generación en generación como una lección de moralidad para los hombres que irrespeten el valor del amor en pareja, buscando otras conquistas.
Aunque también según estudios ha visualizado la situación de desigualdad de género, al mostrar el rol de la siguanaba como la provocadora de hombres, despreciada por la sociedad.
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La Siguanaba Real

De acuerdo a Karina Zelaya en su artículo, “la siguanaba y la búsqueda de la identidad salvadoreña” existió una reapropiación del mito en la post guerra, con el surgimiento en redes sociales de la Siguanaba viviente.
Se trataba de la historia de Andrea una mujer campesina de Morazán que se convirtió en un mito por la pena que llevaba dentro, tras perder en brazos, a su pequeña hija durante la guerra civil.
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Una Pena por su Amor de Madre

Andrea asume la condena de vivir muerta en vida y vagar por los riachuelos, montes y quebradas, perdiendo con cada paso trazos de su humanidad. Eventualmente un grupo de guerrilleros la encontró y sacó de los montes.
Con el tiempo se casó y tuvo dos hijos, pero fue acosada por la curiosidad, el morbo e insistencia, tanto de los salvadoreños que la conocían como la de los turistas que la visitaban e identificaban como la Siguanaba viviente.
El dolor que llevaba por dentro sin sanar y la insistencia de sociedad de imponerle la identidad de la Siguanaba le negó el derecho de ser una mujer normal. Como dice esta nota, “se convirtió en un mito y ella misma acabó con la leyenda”.