La leyenda de Chasca la virgen del agua narra la historia de un amor prohibido entre la hija de un magnate precolombino y un humilde pescador.
Es una leyenda popular y famosa en el país. También es muy conocida en su lugar de origen, el departamento de Ahuachapán. Esta es una historia que sobrevive al paso del tiempo gracias a la tradición oral.
¿Quién es Chasca?
Chasca es la protagonista de la leyenda salvadoreña, el personaje principal de la historia Leyenda de Chasca la Virgen del agua.
Ella era una princesa que se enamoró de un joven que no aceptaba su padre. Su historia de amor no tuvo un final feliz, terminó en una tragedia que es recordada y contada en la actualidad, pese a los años que han pasado.
Lee también: La Leyenda de El Bálsamo de El Salvador.
Leyenda de Chasca la Virgen del Agua
Según la tradición oral, hace mucho tiempo en un lugar llamado La Barra de Santiago, situado en el departamento de Ahuachapán, vivió un jefe indígena; un poderoso magnate precolombino que había amasado sus riquezas a base de tortura y esclavización de sus hermanos nativos.
Este poderoso hombre era llamado Pachacutec, tenía una hija que estaba comprometida con el príncipe Zutuhil, de una tribu local. La hija de Pachacutec era la más hermosa de la región y su nombre era Chasca.
Conoce también: La Siguanaba – Todo por Amor.
Un compromiso sin amor
La hermosa joven sabía muy bien que estaba comprometida con Zutuhil, sin embargo, ella no sentía amor por él; simplemente se casaría porque eran las órdenes de su padre y era necesario fortalecer los lazos políticos entre los reinos.
Una noche, Chasca decidió salir a dar un paseo a la luz de la luna; y estando en una de las playas de la Isla Zanate, vio a lo lejos a un pescador. Cuando éste vino a la orilla lo observó mejor y vio que era un joven apuesto de nombre Acayetl o Ayacetl.
También podría interesarte: La Leyenda de la Cuyancúa, Herencia de los Mayas.
Un amor no permitido entre Chasca y Acayetl
Después de aquella noche, Chasca la Virgen del Agua y Acayetl platicaron bajo las estrellas varias noches consecutivas; hasta que un día el joven Acayetl comenzó a dedicarle canciones y, en consecuencia se enamoraron.
Sus repetidas y repentinas salidas nocturnas hicieron crecer las sospechas en su padre; así que decidió preguntarle a Chasca ¿Por qué salía todas las noches a la playa de la isla Zanate? la joven doncella le contestó con la verdad, le dijo que había conocido a un joven y que estaba enamorada de él.
Al darse cuenta de esto Pachacutec, se opuso a tal romance, pero Chasca la Virgen del Agua continuó escapándose por las noches; prolongando sus salidas hasta el amanecer y así pasaron los días. Cada uno se enamoraba más del otro en aquella playa de la Barra de Santiago.
Conozca también: Las Lágrimas de Agüijuyo – Una Leyenda de Amor.
Trágico final del amor
Una dorada mañana que traía consigo un frío viento del norte, movía las olas de una posa ahí presente; de pronto a la orilla de la playa se acercaba aquel joven pescador, Acayetl. Este regresaba de una jornada de trabajo mar adentro; repentinamente, el joven comenzó a correr por la playa, parecía feliz y que salía al encuentro de alguien.
De pronto, una flecha salió de entre unos juncos de la orilla; un hombre oculto había disparado una flecha envenenada contra Acayetl.
Un fuerte grito de una mujer se escuchó en la cercanía, era Chasca; quien estaba por recibir a su joven pescador entre sus brazos, sin saber que sería presa de la muerte. Puesto que la flecha se incrustó en su pecho y el veneno comenzó a correr por sus venas, Acayetl cayó muerto.
Lea también: La Giganta de Jocoro, ¿Existieron los gigantes en El Salvador?
Despecho por una tragedia de amor
Al ver morir a su amado, Chasca regresa a su casa; entonces, se entera que su padre fue quien había dado la orden de matar a su novio. La joven, al darse cuenta salió corriendo lejos de la aldea; tanto era el dolor que sentía que se amarró una pesada roca a la cintura; luego, se asomó a un acantilado cercano a la costa y se arrojó mar adentro. Las olas se llevaron el cuerpo de la muchacha.
Tiempo después de la muerte de esta pareja, algunos lugareños observaron que durante las noches de luna llena el espíritu de ambos aparecía y viajaban en una canoa.
Chasca se veía vistiendo un hermoso vestido de plumas blancas y algunas veces la acompañaba su amado pescador Acayetl. Desde entonces la nombraron “Chasca, la Virgen del Agua o la diosa del agua”.
Podría interesarle: Flor de Amate, la leyenda.
Chasca la Virgen del Agua: Leyenda corta para niños y niñas
En un tiempo lejano. En la Barra de Santiago vivía Pachacutec, un viejo rico, pero cruel. Tenía una hija prometida por él a un príncipe zutuhil. Se llamaba Chasca y era bella.
Un día ella conoció a un pescador, apuesto mancebo a quien llamaban Acayetl. Vivía en la isla del Zanate. Y se amaron. Pero Pachacutec se opone a ese amor.
Sin embargo, todos los días, cuando el sol abría los ojos tras la montaña, ella escapaba de la choza, situada entre un bosquecito de guarumos y se iba a la playa, donde Acayetl desde su balsa cantaba dulces canciones.
Pero una mañana fue triste. La poza del Cajete amanecía dorada por el sol. Un viento frío que se arrastraba raspando los piñales vecinos, olía a mezcal. Triste y fría, triste y callada; triste y solitaria; así estaba la poza del Cajete.
También podría interesarte: Las Leyendas de La Unión – Relatos que No Mueren.
La Barra de Santiago y su eterna nota blanca
De pronto, una canoa apareció. Era Acayetl. Corría, y ya se acercaba a la playa, cuando entre los juncos de la orilla un hombre oculto disparó una flecha. Era un enviado de Pachacutec. El pescador cayó muerto.
Y cuando el mar se estaba poniendo rojo, una mujer gritó en la playa. Era Chasca. Corrió loca en su dolor. Poco después volvía con una piedra atada a la cintura y se lanzó al agua. El mar tiró sus olas sobre el cuerpo de la virgen.
Cuando Pachacutec murió, era una noche de luna. Entonces se apareció por primera vez Chasca, en su canoa hecha de una madera blanca, al lado de Acayelt. En el paisaje de arena y sal, sobre el fondo negro del monstruo que se agita, a la luz serena de la luna llena, Chasca, con su vestido de plumas, es la eterna nota blanca de la Barra.