En el municipio de Santo Domingo de Guzmán, en el departamento de Sonsonate, al occidente de El Salvador, se encuentra un tesoro natural: la Cascada El Escuco. Este destino turístico se ha convertido en una de las opciones más recomendadas a visitar al realizar turismo interno en el país.
Además, cuenta con la particularidad de que los habitantes de la zona son nahuablantes. Estos buscan rescatar este idioma a través de diversas propuestas, convirtiendo así a la cascada en una zona rica por su valor cultural y turístico.
Descripción de las cascada
Para llegar a esta cascada es necesario realizar una pequeña caminata desde el municipio de Santo Domingo de Guzmán. Esta caminata, además, es realizada a través de paisajes naturales, que permiten llegar hacia este destino turístico.
Según los habitantes de la zona, la cascada tiene una caída de agua de aproximadamente 80 metros, convirtiéndola así en una de las más atractivas en el país. Además, “El Escuco”, proviene del náhuat “Agua que cae”, en alusión a su gran caída.
La poza de agua de la zona es de aproximadamente 5 metros de profundidad, lo que la vuelve perfecta para los amantes de la natación. Nadar dentro de sus refrescantes aguas es una de las experiencias más recomendadas al visitar las cascada.
Tanto los habitantes del lugar, como los turistas que han visitado con anterioridad la cascada, expresan que bañarse en sus aguas es una forma de purificación del cuerpo y una manera para renovar las energías, por el contacto directo con la naturaleza.
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¿Cómo llegar a las Cascada El Escuco?
La cascada se ubica a medio kilómetro del municipio de Santo Domingo de Guzmán, en Sonsonate. El pueblo más cercano está a tan solo diez minutos del lugar.
Además, la alcaldía municipal facilitó el acceso a las cascada con un camino de piedras, aunque se recomienda el uso de calzado adecuado para disfrutar apropiadamente la caminata hasta esta joya natural.
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Deportes extremos en la cascada
Gracias a su altura, la práctica de deportes extremos en la cascada es otra de las opciones imperdibles al visitar este tesoro natural. La práctica de rapel es todo un desafío por el tipo de terreno de la zona, además de la vegetación y los resbaladizo de las paredes de piedra.
Aquellos con experiencia en este deporte, encontrarán en la Cascada El Escuco el lugar idóneo para experimentar una escala de gran dificultad, rodeados, además, de la belleza natural de este destino.
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Los nahuahablantes y las artesanías de barro
El valor cultural en la zona es otro de los puntos fuertes de la cascada. No solo en ellas, sino en el municipio de Santo Domingo de Guzmán, el náhuat todavía es hablado por sus habitantes, promoviendo también diferentes proyectos para mantener viva esta lengua.
La Secretaría de Asuntos Indígenas de CONCULTURA, en el Taller Nacional sobre Derechos Humanos y Pueblos Indígenas en El Salvador llevado a cabo en 2003, expresó que en el municipio de Santo Domingo de Guzmán se encontraban alrededor de 35 nahuablates. Además, la Fundación Círculo Solidario, en conjunto a la escuela del municipio, se enseña a los alumnos el náhuat como segunda lengua.
También, en la zona es posible comprar artesanías en barro, parte de las artesanías de El Salvador. Los alfareros del municipio ofrecen a los turistas nacionales e internacionales diferentes tipos de productos en artesanía de barro rojo, como comales, utensilios de comida, entre otros.
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Santo Domingo de Guzmán, hogar de la cascada El Escuco
El municipio de Santo Domingo de Guzmán fue fundado por náhuas de Kuskatan. Además, obtuvo su nombre en 1572, que ha mantenido hasta la actualidad. Su nombre original, “Witzapan”, significa en idioma náhuat “Río de las Espinas”, o también “El Zarzal”.
La producción de artesanías en barro rojo es característica de la zona. Finalmente, el municipio se ubica a 73 kilómetros de San Salvador y posee una población aproximada de más de siete mil habitantes.