El corazón noble y altruista no tiene límites. Pese a las adversidades, el deseo de ayudar es fuerte. Y eso es evidente en un grupo de guanacos en el departamento de Morazán que construyen viviendas para salvadoreños afectados por las lluvias.
El nombre del grupo es Colectivo La Cipotada. Como ellos mismos indican, utilizan sus fines de semana para ayudar, para tejer comunidad.

Al respecto, Daniel Martínez, miembro de La Cipotada, recalca que todos los integrantes del grupo tienen clara su razón de ser: ayudar a otros.
Actualmente el grupo trabaja en la construcción de viviendas para salvadoreños que fueron afectados por la tormenta Amanda. Sin embargo, el trabajo del colectivo inició en marzo.
La primera acción altruista del grupo fue recolectar víveres para personas afectadas por la pandemia por COVID-19.
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Tejiendo comunidad
Luego de haber realizado la entrega de víveres, La Cipotada elevó la mirada a nuevas acciones. Las lluvias que golpearon al país evidenciaron las necesidades de la zona, cuenta Daniel.
Fue en ese momento que retomaron fuerzas y empezaron a recolectar materiales para la construcción de viviendas.
El trabajo de este grupo se ha realizado en Morazán. En el caso de las canastas, hicieron entregas en los municipios de Jocoaitique y Meanguera. Y beneficiaron a 200 familias.
En el caso de la reparación de viviendas, la mayoría ha sido en Jocoaitique; pero también han llegado al municipio de San Simón. Por el momento se ha logrado construir ocho casas.
Un grupo variado
El Colectivo La Cipotada está compuesto por personas de diversas profesiones, cuenta Daniel. Entre sus integrantes hay artistas, profesionales de salud, contadores, psicólogos, albañiles y carpinteros.
“Hay unos 25 fijos, pero al salir a las jornadas se suman unas 10 o 15 personas más”, agregó.
El apoyo de la comunidad ha sido vital para lograr su misión. La mayoría de fondos han sido donados por personas en el extranjero, en Estados Unidos y Suecia. También se ha sumado profesionales de la comunidad, con dinero o materiales.
Asimismo, han contado con el apoyo de algunas empresas, que les han donado herramientas, mascarillas o alcohol gel.
Satisfacción por ayudar con viviendas para salvadoreños
Trabajar en pro de los demás tiene sus recompensas. Mismas que van más allá de saber que se colocó un techo digno para una familia.
“Lo más bonito es cuando llegas a las comunidades y la gente recibe la ayuda con una sonrisa”, dice Daniel. Añade que eso le da la satisfacción de que llegaron en el momento justo.
De los trabajos realizados, hay una estampa que quedó grabada en la mente de La Cipotada. Era una casa con una familia con tres niños pequeños, cuenta este salvadoreño. A todos nos impactó cuando el niño corrió a ver su nueva casita, añade.
“Cuando el niño llegó y vio la casita, le fue a contar a la hermanita que tenían una casita nueva, eso fue un momento bien bonito, esa felicidad que le llevamos a la gente”, expresó.
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Planes a futuro
Los miembros del colectivo ven más allá y planean el siguiente paso. Saben que no siempre construirán casas.
Al respecto, Daniel comenta que han proyectado realizar jornadas de reforestación a las fuentes de agua de la zona y hacer trabajo comunitario.

“Queremos apostarle al tema de educación, de formación, como le mencioné, en el colectivo hay distintas disciplinas para apoyar a las comunidades”, explica.
Para lograrlo, cuenta que están buscando la forma de capacitarse bien en sus rubros y así luego replicarlos en las comunidades.
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