El 2022 ha empezado y en Guanacos.com consultamos los deseos para El Salvador de seis salvadoreños, cinco en el exterior y uno residiendo en el país.
Desean, principalmente unidad, educación de calidad, empatía con la naturaleza y oportunidades de superación en el “Corazón del mundo”. Sí, así como describen los Hermanos Flores al país de los 21 mil kilómetros cuadrados, en Centroamérica.
Entre los deseos para El Salvador desde el exterior domina la esperanza por volver a un país donde ellos o sus hijos puedan caminar tranquilamente e integrarse a dónde pertenecen. En El Salvador, Ronald Blandón, joven de 30 años, fundador del movimiento Extinción El Salvador, desea que se restaure la empatía en el corazón de todos los salvadoreños para el rescate de la naturaleza.
Un deseo por las nuevas generaciones
“Deseo que este 2022 sea un año en donde no solo se restaure nuestra naturaleza, sino también la empatía en el corazón de todos los salvadoreños para contribuir al rescate de nuestros recursos naturales y de esa manera asegurar un mejor futuro para las nuevas generaciones”, detalla el documentalista.
Ronald Blandón, desde hace tres años trata de hacer conciencia en niños, jóvenes y adultos sobre la importancia de preservar y proteger los recursos naturales de El Salvador. Se graduó de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad José Matías Delgado (UJMD) y se ha especializado en diseño multimedia y documental.
Influencer por la naturaleza
“Soy una persona apasionada por la naturaleza y su protección”, detalla. Ha combinado su conocimiento, pasión, redes sociales y sus documentales para tratar de concientizar a la población sobre el cuido y preservación del medio ambiente.
“Desde hace más de 6 años he puesto mis habilidades en multimedia para crear ventanas que muestren la realidad ambiental de mi país, de esa manera contribuir a la educación ambiental, protección de nuestros recursos naturales y vida silvestre. Me convertí en el primer documentalista de El Salvador en tocar problemática ambiental y exponerla a nuestras generaciones y al mundo”.
Sus deseos para El Salvador y su llamado coinciden con las palabras de Achim Steiner Administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en el informe de Desarrollo Humano 2020: “Ha llegado el momento de cambiar. La elección sobre nuestro futuro no es entre las personas o la naturaleza, son las dos o ninguna”.
Deseos para El Salvador de los salvadoreños por el mundo
Para 2019, según datos de la ONU El Salvador contabilizaba 1.600.739 emigrantes, es decir un 24,8% de la población salvadoreña. El principal destino de los emigrantes salvadoreños es Estados Unidos, donde van el 89,28%, seguido de lejos por Canadá, el 3,20% y Guatemala, el 1,23%.
Los salvadoreños en el exterior son un importante actor económico. Datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) de 2019 y publicada en 2020 por el Ministerio de Economía indican que 1,63 millones de salvadoreños son beneficiados con las remesas que envían. Desean para El Salvador progreso y mantienen la esperanza de un día poder regresar.
Deseos para El Salvador desde Queensland
María Elena Ochoa, tiene 33 años de residir en Queensland, Australia y sus deseos para El Salvador son de esperanza por mejorar: “Cada año nos da una esperanza de saber que nuestros seres queridos van a tener un poco más de paz, que van a poder salir a las calles tranquilos”.
Que nuestros niños puedan vivir en un lugar más seguro, en el lugar donde puedan sobresalir en la educación, puedan avanzar y ser mejor de lo que nosotros (cuando vivimos ahí) fuimos”. María Elena desea para El Salvador una mejor calidad de vida. Que nuestro país siga avanzando, en salud, educación y mejor calidad de vida.
“Eso nos da esperanza para decir que un día podremos estar ahí y disfrutar nuestro país. Porque la verdad es que a pesar que estamos lejos y que podemos tener una mejor calidad de vida, no hay nada como estar en el lugar al que pertenecemos”, señala.
El sueño de volver
Ella llegó en 1989 a Queensland, sus hijos nacieron en ese país, estudiaron y ahora son profesionales con una vida realizada. María Elena estudió inglés al llegar a Australia, luego estudió en la Universidad Central de Queensland y ahora trabaja en el departamento de Educación de Queensland.
En 2018, 29 años después de su salida del país, regresó con sus hijas y entonces comprendió lo tanto que habían añorado pertenecer a un lugar.
“Mis hijas dijeron ahora sabemos que pertenecemos a este país, porque nos parecemos a las personas que están aquí, entendemos un poco la cultura. Por ello quieren regresar y aprender más de sus orígenes”.
Uno de sus sueños es poder regresar. “Tal vez, poder vivir ahí por un tiempo con mis hijos para que ellos experimenten la cultura de mejor manera. Pero mientras esperamos, deseamos lo mejor para cada familia, para cada salvadoreño”, cierra.
Sin perder sus raíces
De acuerdo con el estudio: “Patria querida: Consumo cultural, identidad y nostalgia de los salvadoreños radicados en Estados Unidos” realizado por la Escuela de Comunicación Mónica Herrera en 2019 más del 70% de los salvadoreños fomenta su cultura a sus hijos. Procura que no olviden sus raíces, que conozcan las costumbres y la cultura de dónde provienen.
Deseo de Progreso desde Jacksonville Florida
Pablo Hernández, salvadoreño residiendo en Jacksonville Florida desea que El Salvador sea un país diferente. Espera que poco a poco salga del subdesarrollo y que las actuales y nuevas generaciones puedan ver el progreso del país.
“Mis deseos para los salvadoreños son que cada día luchen por sus metas, por sus sueños. Sabemos que no somos el mejor país del mundo, pero cada uno podemos abonar para cambiar el rumbo de nuestro país. Tener empatía, ayudar cuando esté en nuestras manos” detalla.
Captando cada lugar con deseos por regresar
Pablo emigró a estados unidos hace ocho años. Llegó a San Francisco California, vivió ahí 5 años con su esposa y luego se trasladaron a la costa este del país en Jacksonville Florida, donde ha podido alcanzar sus metas.
“Pero sin duda, no dejo de pensar en El Salvador. Mis Deseos para El Salvador son lo mejor y en un futuro tener como meta volver no solo de vacaciones; sino para vivir nuevamente en mi país”. Detalla Pablo Hernández, un amante de la fotografía.
Capta cada lugar que visita con su lente. Los plasma en sus memorias, deseando que alguna vez ese lugar sea para siempre su amado El Salvador.
Los deseos para El Salvador de Lenny Castro Arguello
Lenny Castro es periodista para la Voz de América en Español radicada en Estados Unidos. Detalla que sus deseos para El Salvador son: “Unidad, que cada uno desde su trinchera asuma su responsabilidad, que olvide las divisiones. Que enseñemos a nuestros hijos a pesar de las diferencias siempre debe haber respeto”.
Este año tiene como meta trabajar desde su rol por El Salvador. “Estoy intentando desde mi trinchera aportar a El Salvador, preparándome y especializándome para ser mejor salvadoreña, mejor profesional y ciudadana en el mundo”.
Lenny quiere ser un rostro positivo de El Salvador en el mundo. Llama a tomar consciencia que el país es para las nuevas generaciones y que del legado que dejemos depende su futuro. Tampoco puede quitar de sus pensamientos la idea de un día regresar. Que su familia y ella puedan disfrutar estar en el lugar que les vio nacer.
Oportunidades los deseos para El Salvador desde Milán
“Mi nombre es Jennifer Lisseth Abrego Hernández. Nací en El Salvador pero emigré el 6 de Octubre del 2015. Actualmente tengo 22 años y soy estudiante acá en Milán. Espero poder obtener mi título universitario e iniciar mi propio negocio, me gustaría prosperar económicamente para ser de ayuda y fuente de empleo para muchos otros” nos cuenta la joven.
“Viendo a mi pequeño y hermoso pulgarcito no puedo desearle más que prosperidad y oportunidades. Oportunidades para todos los niños y niñas, que puedan gozar de su infancia, jugando y aprendiendo, yendo a la escuela, alimentando sus pequeñas cabecitas de conocimiento, porque el conocimiento es poder”.
“Oportunidades para los adolescentes y jóvenes para que sueñen en grande y que puedan encontrar, de preferencia, las posibilidades dentro de sus fronteras para cumplir sus metas”, agrega.
Deseos por los jóvenes
Para Jeniffer vivir en un país extranjero no es nada fácil, pero los sueños y metas le mantienen motivada a luchar contra la discriminación y las dificultades que como joven migrante debe enfrentar. Por ello sus deseos para El Salvador son también oportunidades de trabajo digno para los jóvenes y adultos.
Desea que los jóvenes en El Salvador tengan la oportunidad de desarrollarse profesionalmente en distintos ámbitos artísticos, si así sueñan, sin temor a no encontrar trabajo después de su formación.
Sabe que lograrlo es responsabilidad de todos. Invita a todos a iniciar evitando botar la basura en las calles, educando a los niños a respetar al prójimo, fomentar la paz, el respeto y solidaridad hacia los demás.
“Pongamos de moda soñar en grande y luchar por lograr nuestras metas. Porque El Salvador no es solo las pupusas o los manguitos verdes con chile, limón y sal. El Salvador somos cada uno de nosotros, cada bebé, cada niño, cada estudiante, cada trabajador, cada emprendedor y empresario. Trabajemos duro por lograr mejores oportunidades para nosotros mismos, pero también para las futuras generaciones”.
Deseos para El Salvador desde Houston Texas
Karen Noemy de Salinas, es salvadoreña residiendo en Houston Texas. Emigró hace 11 años buscando mejores oportunidades de vida en el exterior.
Este 2022 desea para El Salvador “que existan mejores oportunidades de superación, que las familias no tengan que preocuparse por no contar para el sostenimiento de sus hogares, que exista igualdad de condiciones y oportunidades para todos”.
“Que la educación de calidad sea una máxima prioridad en nuestra niñez, que se fomente la empatía, inteligencia emocional en nuestros niños, quienes son el bien más apreciado para el futuro de nuestro El Salvador”.
La historia de esta salvadoreña
Es abogada de profesión, graduada de la Universidad de El Salvador, pero tuvo que empezar de cero. Sus hijos nacieron en Estados Unidos. Detalla que todos los días les cuenta de El Salvador, les cocina al estilo salvadoreño y le enseña sus costumbres.
Considera que salir de El Salvador para tener “una vida normal” a costa de perder el calor de su familia, ha sido un precio alto.
Ahora es Ciudadana, se ha graduado del Interactive College Technology, obteniendo su título de “English as a second language”, gracias al apoyo de su esposo e hijos. Esa es su llave para seguir avanzando en sus estudios.
Espíritu de lucha salvadoreño
Como todos los salvadoreños, a pesar de la distancia de su gente y de su tierra, persiste, insiste y sale adelante. Actualmente posee un pequeño negocio familiar “cane corso breeders” y trabaja de medio tiempo en una tienda de rental Party con una wedding planner.
Hace lo que le apasiona: decoración de eventos. “Decorar ha sido mi catarsis en este mundo de soledad”, detalla. Se proyecta este año consolidando su propio negocio en este rubro y espera con ansias, este año, poder regresar al calor de la tierra que le vio nacer.
La melancolía, un síntoma común
De acuerdo con el estudio antes mencionado de la Escuela de Comunicación Mónica Herrera, más del 60% de salvadoreños encuestados en Estados Unidos, extrañan el “terruño de amor” como cita el estudio. Por ello, en su mayoría trata de visitarlo cada cierto tiempo.
Un 26.2 % de los salvadoreños encuestados visitan el país en promedio una vez por año. Lo que aman visitar ya en suelo cuscatleco, son las playas (93%), su ciudad natal (50%). Disfrutan de los alimentos que más extrañan que según recoge la investigación son las pupusas (77 %), los mariscos (65.5 %) y las comidas típicas (59.5%).
Cada salvadoreño desde donde esté se conecta a diario con sus noticias, con Los Hermanos Flores, Jose Lora, Marito Rivera o Álvaro Torres. Mantiene su identidad y el orgullo de ser salvadoreños. Trabaja por poner en alto a El Salvador. Mira al cielo y se conecta con su historia, sus raíces y anhela, a través de él, algún día regresar.
No solo a sus playas, sus volcanes, ni a saborear sus platillos; sino a su hogar, ese que aunque, solo sea un rancho, un lucero y una flor; como narró Alfredo Espino, es el lugar al que pertenece.
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