Dina Nohemy Cardoza Ito es una salvadoreña que tiene 16 años fuera del país. Es originaria del cantón Agua Caliente, en Ciudad Arce. Actualmente reside en Kawaguchiko, provincia de Yamanashi (河口湖、山梨県), en Japón. Donde es la embajadora de la gastronomía salvadoreña.
Conoció a su esposo mientras realizaba voluntariado en El Salvador. “Llegó a casa como amigo de mi hermano y pasó el flechazo”, dijo entre risas en charla vía Meet con Guanacos.com.
Luego de siete años, se casaron. Motivos académicos y laborales los llevaron a salir de El Salvador. Tras un paso por Guatemala y Costa Rica, se instalaron en Japón. Donde viven desde hace cinco años.
Nohemy contó que ya tenían en su plan pasar una temporada en Japón. Así sus hijos pueden empaparse de la cultura nipona. Sin embargo, la distancia no la ha hecho olvidar sus raíces. Todo lo contrario.
Esta salvadoreña decidió hacer realidad su sueño: transmitir la cultura culinaria de El Salvador. Para ello, comenzó a conquistar los paladares japoneses desde su casa.

Café Perro, el restaurante a cargo de una salvadoreña
“Siempre tuve el anhelo de dar a conocer nuestra cultura culinaria, nuestra gastronomía, en Japón. Lo empecé haciendo en la casa, con amistades cercanas”, contó Nohemy.
Su llegada a Café Perro sucedió de la manera más inesperada. La pasión por los autos clásicos de su esposo e hijo los hizo detenerse en un restaurante. Conocieron al dueño. Quien resultó ser hermano de la propietaria de otro local.
“La hermana de este señor tenía el restaurante (Café Perro) abandonado. El restaurante estuvo abierto como 12 años. Cuando llegamos acá tenía seis meses de que lo cerró”, explicó.
“El restaurante en sí no es mío. Pero la dueña confió ciegamente en mí. Me lo dejó todo a cargo. Estoy muy agradecida”, añadió.

Un menú de gastronomía guanaca
Nohemy contó que le dieron la libertad de hacer el menú que ella deseara. “Creé el menú. Y lo que llevaba de bandera eran las pupusas. Quería dar a conocer las pupusas”, explicó.
Pero no es la única de las delicias culinarias guanacas que ofrece al mercado nipón. Pese a la dificultad de encontrar algunos ingredientes, cuenta con una variedad de platillos salvadoreños.
“Fijo están las pupusas y los tamales de pollo. Y debido a que hay verduras que se dan por temporada, coloco otros platos como especiales del día”, recalca.
Entre los platillos que ha preparado están los pastelitos, nuegados, güisquiles rellenos, chiles rellenos, salpicón, sopa de pollo y sopa de res.

La pupusa, la reina de la gastronomía salvadoreña en Japón
¿Cómo ha sido la recepción de los clientes? ¿Cuál es el platillo estrella?
“Las pupusas son el platillo preferido de los japoneses. Años atrás, un reportero de un canal local de la provincia vino como un cliente cualquiera. Me pidió una recomendación de comida salvadoreña. Le ofrecí pupusa y tamal.”
“Él insistió en qué comían más los salvadoreños. Le dije que las pupusas. Yo no sabía que era reportero. Le serví, le expliqué cómo podía comerla. Al finalizar se presentó que era reportero.”
“Salimos en la televisión. Filmaron el proceso de preparación. La chica del programa probó las pupusas de maíz, de arroz y los tamales. Me dijo que le encantó la pupusa. Igual el camarógrafo y el reportero:”
“En general, los japoneses prefieren las de arroz. Pero había algunos indecisos entre maíz y arroz. Decían que no podían escoger”, contó la embajadora de la gastronomía salvadoreña.
Puede leer: Kevin Gómez, un chef salvadoreño exitoso en Nicaragua

Reinventándose en la pandemia
Nohemy comentó que el reto del restaurante ha sido hacer todo sola. Ahora que está cerrado por la pandemia de covid-19, reinventó su proceso de comercialización.
“Me reinventé estando en casa. Algunos amigos me escribían. Había muchos japoneses que querían pupusas. Entonces empecé a trabajar en casa”, explicó. Ahora envía sus productos por el servicio de correspondencia.
“Las preparo precocidas. Se congelan una a una. Luego las empaco y las mando congeladas con su curtido y salsa”, dijo.
“Se corrió la voz. Muchos me las pedían para fiestas. Entonces venían otros invitados que quedaron encantados por las pupusas”, añadió.
Ahora, peruanos, españoles, argentinos, canadienses, neozelandeses y belgas son parte de la clientela de la embajadora de la gastronomía salvadoreña en Japón.
Puede leer: Un rinconcito de sabor salvadoreño en Suecia
¿Cómo ha sido la experiencia de vivir en Japón?
“Estos 16 años fuera de El Salvador me han hecho valorar lo que mi madre nos enseñó. Si estoy acá, haciendo lo que hago, es gracias a ella, a su ejemplo trabajador, su energía y carisma”, contó.
“Todo es enriquecedor, dependiendo de la actitud que uno tenga. Siempre he estado abierta a aprender y adaptarme. No a cambiar. Siempre seré una salvadoreña viviendo en Japón”, dijo.
