Moisés Esaú Linares es un arquitecto de 26 años de edad que reside en San Vicente. Este salvadoreño también ha realizado estudios en la Fundación Educativa para las Artes (Fundeartes), en el municipio de San Esteban Catarina del mismo departamento y es un referente del arte urbano.
En su infancia, antes de mudarse a San Vicente, vivió en San Salvador. Ahí, entre los viajes con su madre, descubrió una de las pasiones que han marcado su vida: el graffiti. Al verlos en las calles, “desde pequeño empezó a influir eso en mí”, contó.
Ahora se ha hecho de un nombre en la escena del arte urbano salvadoreño. Sus intervenciones son admiradas en diversos espacios del país. Pero su talento ha logrado trascender fronteras.
Este salvadoreño ha llevado su arte a países como México y Costa Rica. Ha participado en festivales importantes como el Meeting of Styles (MOS). En este mundo de aerosoles y trazos, tiene otro nombre. Es Madjer Linares.
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Cambiando la percepción del graffiti por arte urbano
Madjer inició en el mundo del arte urbano hace una década. El colectivo Color Crew lo recibió y empezó a salir a pintar. Nunca tuvo miedo sobre el resultado de su trabajo. Sabía que no podía quedar mal porque siempre ha sido disciplinado y persistente, comenta.
Sin embargo, hubo otros aspectos complicados al inicio de su camino en el graffiti. La percepción de las personas fue uno de ellos. También la peligrosidad de las zonas donde iban a pintar.
Con el paso de los años, las opiniones han cambiado. Atrás quedaron los trabajos enfocados en letras. Sus intervenciones ahora son de carácter académico u homenajes realistas, explica.
“Las personas se acercan más, te saludan, te felicitan, resuelven sus dudas sobre cómo o por qué lo hacés”.
Madjer Linares
El estigma a esta expresión artística ha cambiado notablemente. Madjer señala que ahora se siente la muestra de apoyo de la gente cuando pasa por la calle y lo ve trabajando.
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Evolución artística
En 2014, cuando su crew se desintegró, comenzó a trabajar por su cuenta. Ese año y el siguiente fueron de experimentar con aerosol, cuenta. Madjer agrega que empezó a dar espacio a retratos de personajes célebres.
También ha hecho intervenciones para entidades. Por ejemplo en el mercado Cuscatlán, para Surf City, con proyectos para ONG afines a la Unión Europea, como Terranova, y alcaldías a escala nacional, explicó Madjer.
Sus redes sociales son una vitrina a su trabajo. Pero no todo está ahí. “Hay bastante trabajo que me lo reservo, sí está en la calle, pero no en redes. Podrían ser unas 200 o 300, intervenciones en la calle”, dijo.
Paralelo al graffiti, el trabajo de estudio también es su pasión. “Trabajo el óleo, retratos, también soy arquitecto, eso casi nadie lo sabe”, añade.
Compartiendo la buena vibra guanaca con arte urbano
Madjer ha plasmado su talento en diversas latitudes. México, Monterrey, Cancún y Costa Rica han sido algunos de los destinos. Su calidad le ha permitido ser parte de festivales internacionales como el Meeting of Styles (MOS).
El artista salvadoreño cuenta que en algunos festivales tuvo que mandar su portafolio, tocar puertas. Pero en otros ya es por invitación. “Hay proyectos a futuro, pero hay que ver cómo evoluciona la pandemia”, recalca.
Añade que espacios como los MOS no son competencias, sino espacios de convivencia para ganar experiencia.
Arte urbano como expresión
Madjer señala que a través de su arte puede contribuir a la sociedad. Sus trazos pueden servir para hacer crítica social, económica o política.
Además de retratar a personajes históricos o de la cultura pop, Madjer trabaja temáticas que son de su interés. En sus redes sociales se observan intervenciones en defensa de los derechos humanos y contra la violencia infantil.
“Decía Picasso que uno como artista puede ser un arma, un arma de defensa o ataque”.
Madjer Linares