Fábrica de Sonrisas es un proyecto desligado de política y religión. Y donde lo único que se discrimina es la discriminación.
“No importa la orientación sexual, política o la fe religiosa. Lo que nos interesa es que quieran ayudar a transmitir la felicidad”, explicó Héctor Lemus (“nombre de mortal”) a Guanacos.com sobre el proyecto.
Héctor es el doctor en sonrisas más antiguo graduado que está activo en la Fábrica de Sonrisas. Este mes cumple nueve años en su labor.
“Acabamos de cumplir 11 años de haber venido a El Salvador”, dice el Dr. Eclissi di Sole (nombre de sonrisero).
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El inicio del camino de las sonrisas
¿Cuándo se fundó Fábrica de Sonrisas y cómo surgió la idea?
La Fábrica de Sonrisas nació hace 13 años y medio en Guatemala. Dos años después se fundó Fábrica de Sonrisas El Salvador, así se llamaba en ese entonces. Fuimos la primera constelación (grupo) fuera de Guatemala.
A través de una tesis, tres salvadoreñas que estudiaban psicología en la Universidad Nacional se dan cuenta del proyecto y visitaron Guatemala. Así, en julio de 2009 aparece Fábrica de Sonrisas en El Salvador.
Multiplicando sonrisas
¿Qué es Fábrica de Sonrisas?
Es una revolución de amor. Lo que queremos es generar sonrisas y multiplicarlas. Queremos llegar a esas personas que necesitan la felicidad. Es por eso que nosotros los sonriseros o doctores en sonrisas, lo que hacemos es prepararnos para poder ayudar a las personas.
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Amor para todo mundo
¿Cuál es el objetivo del proyecto?
El ayudar incluye por ejemplo acompañar a las personas. En hospitales para hacer sus últimos días felices. Cuando las personas viven en abandono, como en el caso de los asilos y los hogares de niños.
La labor de escuchar, abrazar y jugar va para todo mundo. El acompañamiento es para todos. Queremos que se peguen las sonrisas y el amor para todo el mundo que esté a nuestro alrededor en una visita.
“Esto también pasará”…
¿Qué lugares visitan y qué han logrado en estos años?
Visitamos tres lugares específicos: Hogares de niños, hogares de ancianos y hospitales. También están las visitas especiales. En ellas hemos acompañado alcaldías, ONG, instituciones de gobierno y bancarias. Vamos a darles alegría y felicidad, pero solo vamos una vez.
En estos años hemos logrado que mucha gente sea feliz, que reciba el abrazo más sincero de sus vidas, que vuelvan a sonreír. Hemos logrado que la gente entienda que toda prueba está pasando por algo.
Nosotros tenemos una frase, que usamos para darnos ánimo y con los pacientes: “Esto también pasará”.
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La convocatoria
¿Cómo se puede ser parte de la Fábrica de Sonrisas?
Cada convocatoria es una generación. Y esta se hace dos veces al año, en enero y julio. Usted llega y vive la convocatoria. Los únicos requisitos que debe cumplir es ser mayor de edad y llevar su DUI y querer servir a los demás.
¡Sorpresa!
¿Qué es la Payaescuela?
Una vez conoce el ideario de Fábrica de Sonrisas y la acepta, comienza el proceso de Payaescuela. Hay dos al año. Una de enero a mayo y otra de julio a noviembre. Ese es el proceso donde nos entrenan.
Dentro de ella le enseñan globoflexia, papiroflexia, la mímica, el canto, el teatro, pintacaritas y talleres formativos que le ayudarán a ser mejor doctor en sonrisas.
“De aquí soy”: La graduación del Dr. Eclissi di Sole
¿Cuál fue la experiencia que más lo marcó en estos años?
En mi primera visita, recién graduado. Visité el hospitalito de la Divina Providencia. Entré y a la media hora murió el paciente con el que estaba. Me quitan de ahí, me pasan con otro paciente y a los 15 minutos muere también. Dos en 45 minutos.
Algo que no podemos hacer como sonriseros es llorar frente a los demás, por muy afectados que estemos. Entonces, si se siente mal, debe quitarse sus armas de batalla: la bata y la nariz. Y pedir permiso para salir de la visita.
Yo estaba afectadísimo. Lloré. Y a pesar de todo dije “de aquí soy”, no me volverá a pasar. Eso me ha permitido nunca dejar la bata y la nariz.
“Hay más sonrisas que multiplicar…”
¿Cuál es el plan a futuro?
Crecer en número de voluntarios. Mantener los que ya tenemos. Que regresen los que están inactivos. Porque todo mundo merece compartir el amor. Ahora que hay pandemia, hay más gente necesitando sonrisas.
Creo que viene un periodo de adaptación, de establecer nuevas formas de contacto. Pero queremos seguir llevando las sonrisas, crecer y hacer que los demás desempolven la bata y la nariz. El país los necesita y hay más sonrisas que multiplicar.