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El protagonismo de Metapán en el proceso de independencia

Karla Chinchilla

El protagonismo de Metapán en la historia salvadoreña es de amplia data. San Pedro Metapán jugó un importante rol en 1811. Los ecos del clamor de independencia pedido en noviembre de ese año en San Salvador llegaron fuertes a esta población.

La violencia suscitada fue como la generalizada en la América hispana contra el gobierno colonial de principios del siglo XIX, donde peninsulares españoles y los criollos se disputaban el poderío en los territorios. Pero en Metapán tanto criollos, mestizos y mulatos con apoyo de la comunidad indígena y de sus alcaldes se rebelaron.

El protagonismo de Metapán en este proceso que antecedió a la independencia se debía al rechazo de las medidas fiscales impuestas a la población por las reformas del Régimen de Intendencias, las cuales estuvieron en vigor desde 1785 y 1786.

Esto es explicado por los investigadores Pedro Escalante Arce y Herberto Erquicia en su libro “El Salvador. Nacimiento de un Estado”, publicación que forma parte de la colección Rincón Mágico, editada por Banco Agrícola.

El protagonismo de Metapán

El protagonismo de Metapán tuvo su función entre el 24 y 26 de noviembre de 1811. Los historiadores Escalante Arce y Erquicia relatan en su libro que cerca de las seis de la tarde del domingo 24, un nutrido grupo de indígenas y ladinos provocó una tumultuosa alteración en el centro del asentamiento.

Tras varios revuelos, la turba llegó a la casa del alcalde ordinario de segundo voto, el español peninsular Jorge Guillén de Ubico, donde trataron de entrar a golpes. Pedían su renuncia. Sin encontrarlo allí, la masa enfurecida volvió a la plaza, donde sus cabecillas Marcelo Zepeda y José Galdámez ordenaron abrir con hachas las cárceles municipales y poner libres a los presos.

En la casa parroquial, el párroco Manuel José Escobar logró detenerlos. Allí, un miembro de la turba, el criollo José Antonio Hernández, recibió la vara municipal del alcalde primero. La población, feliz por este hecho y pensando haber derrocado a Guillén de Ubico, continuó la noche llegando hasta la casa de Juan Dios Mayorga.

Mayorga, en el contexto de convulsión y exigencias de los pobladores, no tuvo más que aceptar que no cobraría más el tributo de las alcabalas. Así mismo, Juan Francisco Menéndez, administrador de Tabacos, ante las violentas exigencias, aceptó vender a tres reales la libra de tabacos.

La revuelta continuó con intención de asesinar a Guillén de Ubico en su casa. El alcalde no se encontraba. “El griterío no se detuvo hasta que llegó el cura párroco Escobar con llaves para abrir la puerta, y así comprobaron que Ubico no se encontraba”, narra el libro. La turba se retiró.

Iglesia de San Pedro Apóstol de Metapán, inaugurada en 1743. El templo fue testigo del levantamiento de la población metapaneca de 1811.

Al día siguiente

El lunes 25 de noviembre continuó el disturbio. Las autoridades acordaron enfrentar las demandas de la rebelión y que los dirigentes las presentaran por escrito.

Los historiadores señalan que la tarde de ese día, en la sede del cabildo, se reunieron con los cabecillas los dos alcaldes indígenas, Andrés Agustín y Andrés Tobar, con el recién nombrado José Antonio Martínez y José Antonio Hernández, juntos con los vecinos criollos Gregorio López, José Matías Arbizú, Juan Francisco Menéndez, Francisco Xavier Menéndez, Domingo Ruiz y Juan de Dios Mayorga, entre otros.

Las demandan eran, según la publicación: 1) Ser gobernados por criollos y no por españoles peninsulares; 2) Que se suprimiera el tributo de cuatro reales anuales impuesto a los ladinos; 3) Que se derogara el estanco al aguardiente y al tabaco, y que este último se venda a tres reales la libra; 4) Que no se pague más impuesto de alcabala; 5) Que no se les exija dinero para los suelos de maestro de escuela y para la enseñanza del catecismo, que cada uno pague lo que quiera para la educación de los hijos. Además, la rebelión pidió no ver más españoles por el pueblo.

Aún al día siguiente, 26 de noviembre, hubo un brote de violencia de los ladinos insurrectos. Pero los indígenas, por intervención del párroco ante sus propios alcaldes, acabaron separándose. Para el día siguiente, ya había cesado la revuelta. Sin embargo, habían muchos apresados.

La figura del levantamiento

Un personaje destaca dentro del protagonismo de Metapán: el criollo acaudalado Juan Dios Mayorga. A él se dirigieron las miradas como principal instigador. Este personaje llegó a estar en prisión, en la cárcel de Cadenas, a la orden de la Real Audiencia.

Juan de Dios Mayorga era originario de Chiquimula de la Sierra (Guatemala). Nació alrededor de 1777. Su esposa fue María Teresa Escobar y fue dueño de tres haciendas. Desempeñaba los cargos de Administrador de la Renta de Correos en Metapán y era el Receptor de Alcabalas y Diezmos, y como diezmatario por el Arzobispado de Guatemala.

Mayorga estuvo preso hasta diciembre de 1813. Se defendió con vehemencia por su hoja de servicios al gobierno colonial, pues había sido Diputado regio de Consolidación cuando el espinoso asunto de la Consolidación de Vales Reales (entre 1804 y 1808) y el colapso del sistema de préstamos de las órdenes religiosas.

Tras su salida de prisión regresó a Metapán y fue miembro de su Ayuntamiento constitucional a raíz de la promulgación de la Constitución de Cádiz.

“Juan de Dios Mayorga está a la altura de los hombres connotados de la insurgencia de San Salvador. Destacó definitivamente como el cerebro organizador del levantamiento de Metapán, y al recorrer su vida y actuación, destaca como una atractiva personalidad política con gran fuerza de voluntad en las luchas autonómicas, dueño de un acendrado y culto espíritu republicano”, describen los historiadores Escalante Arce y Erquicia.

Una vez firmada el Acta de Independencia de Centroamérica en 1821, Mayorga estuvo en arengas independencistas en Chiquimula de la Sierra, y tras el decreto de anexión al Imperio mexicano, el 5 de enero de 1822, se opuso a la unión con México y llegó a ser miembro de la rebelde Junta Provisional Gubernativa de San Salvador. Murió en 1837.

Metapán, reliquia colonial

La riqueza histórica, entre ella el protagonismo de Metapán en el proceso de independencia, es plausible en su plaza central. En ella, la joya de la iglesia San Pedro Apostol se deja ver como testigo ocular de tantos sucesos en la historia de la ahora ciudad.

El siguiente vídeo muestra muchas otras joyas con las que cuenta el municipio de Metapán.

Actualmente, Metapán es un municipio atractivo para los turistas.

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Karla Chinchilla

Karla Chinchilla

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