Ricardo Albayeros y Estefany Carolina Albayeros son dos guanacos que se rebuscan día a día por salir adelante. El padre es músico y propietario del grupo Amaretto. La hija es emprendedora y chef de profesión.
Desde hace dos años y medio fundaron la marca de calzado femenino NikoCactli. La música y la creación de zapatos artesanales ha sido su método de vida. Y el que les ha permitido dar empleo a otros salvadoreños.
Sin embargo, como a millones de personas en el mundo, la pandemia del COVID-19 vino a distorsionar sus fuentes de trabajo. “A raíz de que el emprendedurismo en la música y el área artesanal están detenidos, vimos qué hacer”, explica Ricardo.
Apoyando las medidas de prevención al coronavirus hemos decidido llevar un poco de distracción a sus hogares, HOY haremos un mini concierto a través de Facebook Live, quédate pendiente INICIAMOS a las 6:00 p.m.
— Amaretto Classic Rock (@amaretto_sv) March 18, 2020
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Como buenos salvadoreños vieron una oportunidad en la dificultad. “Ya que estábamos involucrados en la producción artesanal de calzado, ideamos comprar material para hacer mascarillas”, explica Ricardo.
Emprendiendo en la pandemia
Roberto y Estefany empezaron a fabricar mascarillas desde que inició la cuarentena anunciada por el Gobierno de El Salvador. De ese modo han asegurado el sustento de cuatro familias que dependen del taller de NikoCactli.
“No podemos despachar a estas personas así nomás”, añade Roberto. Antes de pensar en despidos, decidieron adaptarse a este cambio repentino.
Las cuatro empleados de estos emprendedores se encargan de la línea de producción y distribución de las mascarillas.

“Obviamente mucha gente ha cerrado talleres, industrias. Nosotros lo que hemos hecho es cambiar el rubro para obtener dinero y poder pagar los salarios”, agrega.
De acuerdo al más reciente sondeo de la Cámara de Comercio e Industria de El Salvador, el 95% de las MIPYME se han visto afectadas en sus ingresos.
El 46% de los micros, pequeños y medianos empresarios consultados dijo que de seguir la situación, consideraría reducir o suspender actividades.
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Trabajo en equipo
El taller de Roberto y Estefany está en Soyapango, y sus colaboradores viven en las zonas aledañas. La solidaridad y el trabajo en equipo han sido el soporte para continuar adelante.
Para no arriesgar su salud y cumplir las medidas para evitar la propagación del COVID-19, idearon un proceso de trabajo.
Roberto expone que lo que hacen es realizar un recorrido por las casas de sus empleados para darles el material. El único día que fueron al taller fue para sacar las plantillas y los moldes.

“Cada quien se encarga de una parte: llevamos las piezas al señor que las corta, de ahí se transporta a los que pegan y colocan las piezas, después se recogen y se distribuyen”, explica.
Dependiendo de los pedidos que entran, hay días de hasta 200 o 250 mascarillas producidas.
Salvadoreños solidarios
Estos salvadoreños dicen que continuarán buscando opciones que den bienestar a la gente que trabaja con ellos.
Su idea es asegurar el ingreso de sus empleados. Pero va más allá. Saben que las mascarillas son un recurso escaso, no solo en el país, sino en todo el mundo.
De este modo esperan colaborar para que más salvadoreños respeten la cuarentena domiciliar obligatoria. Además de cumplir la indicación del Gobierno sobre el uso de mascarilla mientras se circula en la calle.