Con cada puntada que sigue sumando, Dolores Alejo renueva su larga y productiva trayectoria como costurera. Mama Lola, como se le conoce en Sonsonate, es una simpática abuela de 83 años que ha practicado su noble oficio de costura desde que tenía 9 años.
Sus muñecas de trapo, pulpos, arañas y tortugas llaman la atención de niños, jóvenes y adultos. Mamá Lola hace sus propias creaciones a partir de pequeñas tiras, botones, pedazos de tela y retazos de ropa.
Y ante la crisis por el Coronavirus que vive el mundo y El Salvador, Mama Lola rápidamente aprendió a coser mascarillas de telas para su familia.
Mamá Lola es feliz en medio de bolsas con telas y zippers, y por supuesto, con su vieja compañera: la máquina Corona que logró comprar con sus ahorros a sus 18 años. Después de todo este tiempo, la vieja y resistente máquina todavía le sigue respondiendo.
Mama Lola tiene más de 70 años de experiencia en la costura; no hay puntada que no pueda hacer
Sus inicios como costurera
Mamá Lola recuerda que su aventura en la costura comenzó a los 9 años, época en que vivía en el barrio San Lorenzo, ubicado en el departamento de Santa Ana.
Confiesa que la enfermería le llamaba la atención, sin embargo su mamá, Ana Lidia Mejía, no contaba con los recursos económicos para ponerla a estudiar. Entonces descubrió la costura, que con el tiempo se volvió su gran pasión.
Mamá Lola cuenta con emoción que su primera maestra en este mundo de la costura fue la “niña Adela Perdomo”, quien le enseñó hacer ojales a mano, ruedos de vestidos y bordados de lentejuela con mostacilla.
Para poder aprender, la joven Dolores tuvo que hacer oficios en la casa y mandados para la “niña Adela”. Después de dos años decidió dar un paso más, pues su deseo era usar la máquina.
A los 11 años, Dolores fue instruida por una de las famosas modistas en Santa Ana, Mélida Ortiz de Francia, del Bazar Francia. “Ahí había toda clase de ropa, vestido de boda, de bautizo y trajes”, recuerda.
Fue en Bazar Francia donde Mamá Lola confeccionó su primer vestido con una máquina de bobina plana.
La costura como sustento diario
Con la costura Mamá Lola sacó adelante a sus nueve hijos. Recuerda que “gracias a Dios tenía trabajo a diario”. Se levantaba a las 4:00 de la mañana y se acostaba pasada las 12:00 de la noche. Recuerda que le gustaba dejar las “cosas bien hechas y bonitas” para que la gente la siguiera buscando.
Por diversas circunstancias, la familia se movió en varias ocasiones. Vivieron en Lourdes, Colón, luego en La Libertad y en 1977 se trasladaron hasta el municipio de Sonzacate, en Sonsonate.
En cada sector donde residió siempre confeccionó vestidos, uniformes escolares, disfraces y artículos variados.
La ganas de seguir midiendo con la cinta, tomando apuntes, cortando tela y uniendo cada pieza para obtener una costura perfecta siempre las tiene, pero sus años ya no le permiten hacer de todo.
Su nueva opción es hacer coloridas muñecas de trapo con vestido diferentes, ya sea con “trencitas, mechones de colores y hasta a la moda con fleco”. Así como la variedad de pulpos, arañas y tortugas.
Cada artículo lo vende a $5, a excepción de las arañas que cuestan $1. Cualquiera que esté interesado puede llamar al 7877- 8628.
Mamá Lola se une a la prevención de COVID-19
Ante la emergencia nacional en El Salvador por el coronavirus, Mamá Lola se ha preparado con la elaboración de mascarillas de tela para proteger a su familia.
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La idea la tomó de una que vio en Internet y en cuestión de minutos tenía la primera. Por el momento ha confeccionado 12.
Se lava las manos con agua y jabón a cada momento y llama a la población a tener las precauciones para evitar más contagios en El Salvador.