El maquilishuat o Tabebuia rosea es un árbol que pertenece a la familia de las Bignoniáceas y que puede alcanzar una altura de hasta 25 metros. Sus flores, que aparecen en los primeros meses del año, presentan diversas combinaciones de color rosa, que son un deleite para los salvadoreños y extranjeros que aprecian su belleza.
Este árbol, cuyas flores al caer crean alfombras que adornan parques, plazas, escuelas, campos y carreteras, es abundante en la región centroamericana. Durante su época de florecimiento, entre los meses de febrero y abril, el maquilishuat se convierte en uno de los árboles más hermosos de Centroamérica.
¿Qué significa “Maquilishuat”?
El nombre de maquilishuat es dado por los cinco folios que componen sus hojas; procede del náhuatl (México) “macuil”, que significa “cinco”, e “isguat”, que significa “hoja”. Este árbol es conocido también como “macuil”, “maquiligua” o “maculigua”, de acuerdo al Ministerio de Cultura de El Salvador.
El maquilishuat, nativo de los bosques tropófilos de la zona intertropical de América, también es llamado por los siguientes nombres:
- Apamate.
- Roble morado.
- Palo de rosa.
- Orumo.
- Guayacán.
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¿Cuándo fue declarado el Maquilishuat árbol nacional de El Salvador?
Hace 80 años, el maquilishuat fue declarado como Árbol Nacional de El Salvador, según el Acuerdo Legislativo N.º 44 del 26 de junio de 1939. Sin embargo, pese a que dicho acuerdo brinda al bálsamo de El Salvador la misma categoría, ha sido el maquilishuat el que ha logrado mayor popularidad y arraigo entre los salvadoreños, convirtiéndose en un Símbolo Patrio.
En El Salvador, este árbol ha sido incluso pieza de exhibición en los museos nacionales. El Museo de Historia Natural de El Salvador (MUHNES), ubicado en el parque Saburo Hirao, en San Salvador, le dedicó una exhibición como Pieza del Mes. La muestra que se exhibió fue colectada en el Parque Nacional Montecristo, en Metapán, Santa Ana.
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Características del Maquilishuat
El hábitat de este árbol se extiende desde México hasta algunas zonas de Sudamérica, donde es reconocido no solo por la belleza de su flor: la madera del maquilishuat es sumamente apreciada, además de que su corteza es considerada como una fuente de propiedades medicinales.
Apreciada para la ebanistería (especialización de la carpintería orientada a la construcción de muebles), la madera del maquilishuat es catalogada como una de las más finas de la región centroamericana. Su peso liviano y su color amarillo ámbar con vetas purpurinas lo hacen destacar en este rubro.
Por otro lado, su corteza ha destacado dentro de los usos de la medicina popular. Se considera que posee propiedades medicinales en infusiones, permitiendo tratar de manera eficaz afecciones de la garganta, para la diabetes, paludismo y la tifoidea.
Asimismo, es visto como una fuente importante de néctar, lo que convierte al maquilishuat en un gran recurso apícola, cuya miel posee un sabor delicado y un color ámbar claro, destaca el Ministerio de Cultura en su sitio web.
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Cazando Maquilishuats – el árbol nacional de El Salvador
El periodo de florecimiento del maquilishuat genera un espectáculo visual que muchos guanacos prefieren inmortalizar en fotografías, mismas que comparten en sus redes sociales. El gusto por esta flor ha llevado incluso a generar hashtags o etiquetas que facilitan generar una comunidad y conversación en torno al árbol nacional de El Salvador.
En Instagram, la cuenta @cazandomaquilishuat invita a sus seguidores a sumarse a la búsqueda de este árbol, a ser un “cazador” utilizando la etiqueta #CazandoMaquilishuat. Twitter ha sido otra de las redes a través de las cuales los guanacos se han dado a la tarea de buscar y compartir la belleza de la flor del maquilishuat.
Pero el gusto por este árbol no solo se ha visto e inmortalizado en las redes sociales, también ha habido espacio para él en la literatura.
“Era un jarrón, todo loco de flores, era una copa de corolas que se vertía sobre el monte. Propiamente, no era un árbol. Todo él era una flor. No tenía hojas, por tener corolas, y desde lejos se adivinaba el afán de cubrirse de pétalos. Era un maquilishuat florido, todo violeta y rosa. Como si un celaje de octubre hubiera descendido a besar una rama del bosque”, escribió el poeta Miguel Ángel Espino.