José Iván Catacho, un joven de 30 años, es un guanaco visionario. Nació y creció en la comunidad de la finca “La Gloria”, en Armenia, departamento de Sonsonate, en donde el acceso a la educación aún es un tema complicado. Por la misma razón Iván se propuso fundar una biblioteca rural para que chicos y grandes de su cantón tuvieran acceso al universo literario.
Un sueño, una motivación
La biblioteca rural fue un sueño y una iniciativa propia de Iván. “Se ve la necesidad que hay a nivel nacional de facilitar la información principalmente a las comunidades rurales”, afirmó Catacho, es por esto mismo que fundó, en una parte de su propia casa, la Biblioteca rural “Claudia Lars”, hace aproximadamente dos años. Aquí puedes visitar su página en Facebook.
El joven comentó su proyecto con algunas personas y fue así que al poco tiempo se involucraron algunos residentes de la comunidad “La Gloria” entusiasmados con la idea. Por otra parte, también llegaron jóvenes de la Universidad Francisco Gavidia para ayudarle a impulsar el proyecto de la biblioteca; también le ayudaron con algunos materiales, lo demás corrió por cuenta de Catacho.
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Las personas de la comunidad ayudaron organizando y acomodando libros. Aproximadamente unas 50 personas se han visto involucradas en este proyecto, entre los donantes de libros y los que les han ayudado a acomodar el lugar para recibir a los lectores.
El objetivo de la biblioteca rural es facilitar la información a todos, no está dirigida solo a estudiantes, está dirigida a toda la comunidad en general. Hay libros para todos los gusto de lectura, desde novelas hasta investigaciones científicas.
¿Por qué Claudia Lars?
Claudia Lars fue oriunda del municipio de Armenia, por lo tanto es digna representante del mismo. Además, según Catacho, no hay muchas cosas en honor de Lars, a pesar de que ella ha sido una de las escritoras más importantes de El Salvador. Por todos estos aspectos decidieron nombrar la biblioteca rural con el nombre de dicha escritora guanaca.
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La necesidad de culturizar
Motivar más a los jóvenes para que puedan aprovechar los libros, es una de las necesidades más grandes en la comunidad La Gloria. “Se necesita más gente comprometida con el proyecto para motivar a la juventud y que entiendan la importancia de tener una biblioteca rural que les da acceso a la información”, aseguró Catacho.
No en todos los cantones cuentan con una biblioteca que ayude a los pobladores a acercarse más a la información y al mundo de la literatura. “Me siento alegre porque con sólo una persona que use los libros es una satisfacción para mí, porque ve que están sirviendo a alguien aunque quisiera que cada vez llegaran más y más personas a consultar la biblioteca”, ratificó.
Planes a futuro para la biblioteca rural
Las actividades y recolección de libros se han suspendido porque el espacio de la biblioteca es pequeño y ya no es suficiente para albergar más libros, no cuentan con estanterías adecuadas para resguardar los textos.
Catacho sueña con que la biblioteca rural crezca y llegue a otros cantones. Por esto mismo está buscando la colaboración del cantón “La Puerta”, que es un cantón vecino con más población. Se han hecho pláticas con una corporación del cantón La Puerta para abrir una nueva biblioteca en ese lugar, y la idea ha tenido buena acogida, pero por motivo de la pandemia se han parado las platicas y avances en el tema.
Cabe recalcar que esta biblioteca es sin fines de lucro. Es un ejemplo de que, si se quiere se puede ayudar al desarrollo y cultura de una comunidad. Un proyecto pequeño puede crecer gracias al interés de las personas por aprender. “Sí se puede hacer las cosas, pero se necita invertir tiempo y dedicación” finalizó Catacho.
Si quiere conocer más sobre este proyecto o quiere ayudar con materiales o donaciones para la biblioteca rural Claudia Lars puedes visitar su perfil de Facebook y comunicarte con ellos.
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