La pintura en El Salvador fue impulsada por el importante aporte de Valero Lecha, en la formación de talentos en ese arte, además, dedicó su carrera a formar a grandes pintores salvadoreños. Por este motivo es considerado como el padre de la pintura salvadoreña.
Valero Lecha fue un artista que se radicó en el país junto a su esposa después de haber estado en otros países de Centroamérica y enfrentar diversas dificultades. Sin embargo, se estableció en El Salvador, dedicándose a la enseñanza de la pintura y donde además procreó a sus hijos.
Biografía de Valero Lecha
Nació en la Villa de Alcorisa, provincia de Teruel, Aragon, España, el 4 de marzo de 1894 y murió el 20 de agosto de 1976 en El Salvador. Además, fue hijo de un carnicero.
Infancia
La infancia de Valero Lecha fue modesta, ya que provenía de un origen humilde. Durante su niñez se dedicó principalmente a tareas agrícolas en su tierra natal. Realizó trabajos como pastor de ovejas, todo esto después de quedar huérfano de padre a los nueve años.
Después de la muerte de su padre, tuvo que mudarse junto a su madre y hermanos a la casa de sus abuelos maternos. Ese cambio le brindó la oportunidad de recibir los mejores estudios académicos, pero los mismos estaban destinados solo a aspirantes a frailes, para lo cual Valero Lecha no tenía vocación.
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Juventud y vida adulta
Durante su juventud, debido a los pocos recursos con que contaba su familia, tuvo que seguir trabajando para complementar sus ingresos. Además, en su pueblo fue albañil y pintor de rótulos comerciales que nunca cobró ni se los pagaron.
A la edad de 17 años, cuando transcurría el año de 1911, decidió embarcarse en una aventura que lo llevaría a conocer Hispanoamérica. Su travesía inició partiendo de Barcelona con destino a Buenos Aires, Argentina.
En Argentina desempeñó varios oficios para poder subsistir, realizó trabajos de albañil, camarero, carpintero, dependiente de tienda, panadero, entre otros, y también aprendió el oficio de pintor de brocha gorda, y rotulista.
Con el tiempo, se incorporó a una compañía de teatro del gran transformista Leopoldo Frígoli (italiano) y después en otras compañías como comedia, zarzuela, revista, ópera y danza. Además, con su forma de trabajar y su firme espíritu de superación, logró convertirse en escenógrafo en un importante teatro, como indica el Museo de Arte de El Salvador (MARTE).
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Adultez
La calidad artística de Valero Lecha le permitió trabajar varios años como escenógrafo de diferentes teatros y compañías con las que viajó a diferentes países.
Es así como en 1916 se trasladó a México para trabajar como escenógrafo de teatro en la Compañía de comedia de Mercedes Navarro y, en una gira que realizó con ellos por Centroamérica, conoció las ciudades de Guatemala y San Salvador.
Años más tarde, en 1920, Valero Lecha llegó a Tegucigalpa, Honduras, en donde se produjo la quiebra de la compañía en la que trabajaba como pintor de telones. A pesar de haber perdido su empleo, permaneció en Honduras por cuatro años, desempeñándose como pintor de casas y profesor de clases privadas de dibujo.
Sin imaginarlo, gracias a esos trabajos conoció a Elidía Martínez, una de sus alumnas que después se convirtió en su esposa al contraer matrimonio con ella el 6 de julio de 1924. Sin embargo, no pudo establecerse en Honduras debido a que estalló una guerra y no había trabajo.
Fue así como la pareja decidió emigrar hacia El Salvador, en donde Valero Lecha consiguió trabajo de pintar casas y alguna que otra decoración de teatro. La pajera se estableció y procreó cinco hijos: Andrés (1927), Mario (1928), Rosario (1930), Margarita (1936) y Valero (1938).
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Últimos años
Pasado algún tiempo de que Valero Lecha permaneciera en el país, empezó a ahorrar y al reunir dinero suficiente se fue a estudiar a Madrid, España. Allá estudió bajo la dirección del pintor Cecilio Plá y Gallardo de la Escuela de San Fernando; pero nuevamente tuvo que regresar al país al generarse la guerra de España.
A su regreso al país a la edad de 37 años, fundó la Academia de Dibujo y Pintura “Valero Lecha”, ubicada en la esquina opuesta del Teatro Nacional de San Salvador, de la cual se retiró por cansancio después de treinta y dos años de lucha, quedándose solamente como asesor y consejero.
Obra y reconocimientos de Valero Lecha
La obra de Valero Lecha se clasifica en Indigenismo, raíces y costumbres étnicas; Etapa abstracta y El tema recurrente de los vientos de octubre. Estas se describen a continuación:
Indigenismo, raíces y costumbres étnicas (1935 – 1948)
En esta etapa destacan los cuadros siguientes:
- Volcareña.
- Retrato de Máxima.
- Calle Vieja.
- Paisaje de la finca vista alegre.
- Suburbio de la libertad.
Etapa abstracta (1949 – 1954)
En la etapa abstracta su obra se ve influenciada por los movimientos de vanguardia modernista europea o estadounidense, así como el futurismo italiano y en menor medida del expresionismo alemán.
Las obras destacadas de esta época son:
- Puerto.
- Armonía de colores.
- Paisaje.
Valero Lecha y los vientos de octubre (1955 – 1976)
Uno de los temas recurrentes en sus obras de este período fue el tema de los vientos de octubre. Los vientos moderados que, tradicionalmente, el país experimentaba en dicho mes. Durante ese período el artista realizó una serie de ocho cuadros en diferentes estilos, siendo la fuente de inspiración, la forma en que el viento movía las ropas de las mujeres de las faldas del volcán de San Salvador.
Distinciones de Valero Lecha
Valero Lecha recibió las siguientes distinciones y reconocimientos por su aporte a la pintura del país:
- Condecoración “Orden Nacional José Matías Delgado”, 1972.
- Medalla de oro “Diego de Holguín”, 1975.
- Medalla de oro de la Junta Directiva del Centro Español, El Salvador, 1976.
- Medalla de Alfonso X el Sabio, España.
Legado de Valero Lecha en El Salvador
El legado de Valero Lecha a la historia de la pintura salvadoreña es de gran valor, dejó un patrimonio que ha sido expuesto en múltiples ocasiones, a través de su obra y de las creaciones de sus talentosos discípulos. Así también su arte plasmado en dibujos.
De igual manera su academia forma parte de su legado. Esta institución disminuyó la migración al extranjero, porque antes de su fundación los artistas salvadoreños que requerían capacitación pictórica, tenían que ir a estudiar a otros países. Los excelentes artistas que formó también son un legado invaluable en la enseñanza en el país.
Primera generación de alumnos
- Julia Díaz.
- Raúl Elas Reyes.
- Mario Araujo Rajo.
- Noé Canjura.
- Miguel Ángel Orellana.
- Dolores Lorenzana de Hernández.
Última generación de alumnos
- Agustín Crespín.
- José Alex Sánchez “El Aleph“.
- José Mauricio Mejía.
- José Mario García Portillo.
- Oscar Mauricio Cerón Chávez.
- Ana Dinora Preza.
- Álvaro Rosales.
- Antonio Mejía, pintor costumbrista, que realizó su carrera en Costa Rica.
Alumnos destacados de Valero Lecha
- Rosa Mena Valenzuela (1913-2004).
- Mario Ernesto Rivas Pineda, quien a pesar de su incapacidad auditiva fue uno de sus mejores alumnos, en el paisajismo, con un trazo casi al estilo europeo.