El primer grito de independencia clamado por los salvadoreños de principios del siglo XIX fue un clamor ante una serie de medidas, principalmente, tributarias.
En noviembre de 1811, habitantes del ahora El Salvador y Nicaragua protestaron. La población pobre, compuesta por mestizos, mulatos y criollos empobrecidos, se amotinaron en un primer instante para solicitar la eliminación de los impuestos.
Por su parte, los cabildos y al clero tenían interés de que se llevaran a cabo elecciones. Ello con el fin de apartar a los peninsulares del gobierno, y así formar y establecer autogobiernos locales.
Así narran los historiadores Pedro Escalante Arce y Heriberto Erquicia en su libro “El Salvador. Nacimiento de un Estado”, publicación que forma parte de la colección Rincón Mágico, editada por Banco Agrícola.
Primer Grito de Independencia: Contexto
En los inicios del siglo XIX, el mundo colonial hispánico se encontraba revuelto. Por un lado, la estructura de dominación colonial se hallaba en decadencia y los ingresos fiscales disminuyeron considerablemente. En 1804, la Corona Española había instaurado la Consolidación de los Valles Reales, con la cual se confiscaron para ella todos los bienes de la Iglesia en la América Hispana. Es decir, mucho del capital hispanoamericano pasó hacia la Península.
Entre 1804 y 1808, un millón de pesos fue enviado de Centroamérica a España, por concepto del pago de vales reales y la venta de bienes. A ello, se le suma el ingrediente de la depresión de la exportación de la tinta de añil, que era el principal producto para la provincia de San Salvador.
En 1808, España también fue ocupada por las tropas francesas. Sus reyes dimitieron a favor de Napoleón Bonaparte, dejando al pueblo enfrentándose y resistiendo a las huestes francesas. Se gestó una guerra que se extendió por España, causando sismos políticos que terminaron por debilitar las relaciones con las colonias en América. Así explican los historiadores.
Es en esta época cuando surgieron juntas en España y en América, las cuales riñeron la autoridad de los dirigentes peninsulares, y dieron cabida a las elecciones de delegados para la Junta General y las Cortes de Cádiz.
También podría interesarte: La firma del Acta de Independencia – Bicentenario.
La Constitución de Cádiz
La era del liberalismo tomaba protagonismo en las Cortes de Cádiz de 1812. El 19 de marzo de ese año, una Constitución surgía, normando a la Monarquía. Este documento, fue conocido como “La Pepa” por ser promulgado el día de San José.
Con ella, se logró la creación constitucional moderna de una “Nación soberana”, personificada por diputados elegidos por ciudadanos blancos, indígenas, mestizos, mulatos y ladinos. “Con ello, se estableció la igualdad ante la Ley, la libertad de imprenta y la distinción de poderes, entre otros cambios”, explica el libro de Escalante y Erquicia.
Las Cortes formularon un sistema impositivo moderno, similar para todos los ciudadanos. Es decir, igual para blancos, indígenas, mestizos, mulatos o ladinos. Sin embargo, en el Reino de Guatemala, las autoridades españolas resolvieron no eliminar los tributos par razones de estabilidad económica. Esto generó mucho enfado y conatos de rebeldía en San Salvador. Sus habitantes sabían sobre los derechos del nuevo régimen.
La vigencia de la Constitución de Cádiz duró poco. Debido a la derrota de las tropas francesas en España, el rey Fernando VII se instaló en el trono en marzo de 1814 y abolió todas las transformaciones revolucionarias puestas en marcha por los diputados de Cádiz.
Lee también: El protagonismo de Metapán en el proceso de independencia.
El Clamor por la Independencia
En noviembre de 1811, la población conformada por indígenas y los habitantes de las urbes rechazaban los impuestos. Estos habían sido anulado por las Juntas.
Pero en San Salvador y Nicaragua, los protestantes esperaban ir más allá de la supresión de los impuestos. Ellos ambicionaban un autogobierno, bajo el proyecto de una Nación de Provincias.
“A los cabildos y el clero, como actores y agentes políticos que se beneficiaban de la presión popular, les era de sumo interés que se llevaran a cabo elecciones, con el objeto de apartar a los peninsulares del gobierno, para formar y establecer gobiernos locales”, señala el libro.
Estas manifestaciones de noviembre sirvieron para destituir al Intendente Antonio Basilio Gutiérrez y Ulloa. Se organizaron patrullas, se buscaron armas y se constituyó un gobierno.
Por su parte, el capitán general y el ayuntamiento de Guatemala, consiguieron un arreglo. Este consistió en que la Intendencia sería la sede de un gobierno de conciliación, conducido por los criollos José de Aycinena y José María Peinado.
Los siguientes años del primer grito de independencia
Por dos años, San Salvador logró perdurar el ensayo de conciliacion y concertación, tras su primer grito de independencia. Sin embargo, el jefe de gobierno nunca dejó de entorpecer a las organizaciones de los barrios.
En enero de 1814 desdeñó los resultados de las elecciones y a los alcaldes escogidos. La noche de 24 de enero de ese año, muchedumbres procedentes de pueblos aledaños y barrios cercanos a San Salvador sitiaron la ciudad. Ese mismo año se restauró la monarquía Borbónica en España, lo que desató la represión en San Salvador.
El levantamiento de 1814 también contó con la pasividad de los cabildos de San Miguel, San Vicente y Santa Ana. Sería hasta esperar varios años después, para que la independencia de Centroamérica fuera promulgada.
Nuevas Perspectivas sobre el Evento
La historiadora salvadoreña Eugenia López, apunta en su estudio que el tejido de alzamientos que estallaron en esos días fue de carácter popular. Estos fueron dirigidos contra el poder colonial, contra las malas autoridades y mal gobierno local de criollos y españoles, por sus prácticas despóticas.
A ese malestar se sumó la deplorable situación de hambruna y desempleo. Esto a causa de la caída en el apetito de la producción añilera, por el desinterés internacional de esta industria, por el control de la producción y venta del aguardiente, chicha y tabaco.
La historiadora recalca que el “primer grito de independencia” es un mito fundacional que se mantuvo durante el siglo XX. “Una invención, que aunque con muchos contrastes, cuestionamientos y matices, ha continuado reproduciéndose en los años recientes del actual siglo”. Explica que se ha mantenido el argumento central de la visión liberal, que apunta que habrían sido los criollos los líderes, quienes encausaron el movimiento.