“Servir y ayudar a los demás es mi verdadera vocación, esta es mi vida”, dijo con orgullo Josué Saúl Sánchez, de 19 años, quien es voluntario desde hace 4 años en Cruz Roja Salvadoreña, con ese espíritu guanaco que lo caracteriza.
Ese espíritu guanaco lo adoptó de su padre y un primo que formaron parte de esta organización.

Su aventura de querer unirse despertó luego de que miembros de Cruz Roja desarrollaran capacitaciones de liderazgo y brigadas de primeros auxilios en su escuela.
Josué recuerda que cursaba séptimo grado en el Centro Escolar Guillermo Schmidt en el municipio de Tepecoyo, departamento de La Libertad, cuando sintió ese espíritu guanaco.
Las charlas los inspiraron y a los 15 años tomó la decisión de entregar parte de su vida a los demás.
Josué ahora es uno de los líderes comunitarios en Tepecoyo y reconoce que ser voluntario requiere de compromiso, responsabilidad y tener amor por el prójimo.
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Multiplicar lo que recibió
Josué relata que dar el sí como voluntario ha sido una bonita experiencia, ya que del pupitre pasó a la pizarra.
Lo que una vez recibió como estudiante ahora lo da a conocer a otros niños y jóvenes.
Josué imparte charlas sobre la historia y misión de Cruz Roja, programas de prevención de desastres y planes de protección escolar.
Ha formado parte del proyecto “Respuesta comunitaria al zika” para que orientar y educar a la población en la prevención.
También ha desarrollado las brigadas escolares con actividades educativas para niños desde kínder hasta bachillerato.
¿Cómo actuar en accidentes?, crear rutas de evacuación, cuido del medio ambiente y entregas de kits son otros proyectos en los que ha estado involucrado.
Para cada nuevo programa en su comunidad se prepara durante dos meses y llega a trabajar a los centros escolares o con alcaldías con las que hacen alianza.




Voluntariado con espíritu guanaco en la familia
Josué cuenta con el respaldo de su familia y no solo él se pone al servicio de los demás, ya que su mamá Marina Cárcamo y su tía Norma Cárcamo también contribuyen.
Ambas se han organizado para la preparación de platillos típicos o sopa de patas con el objetivo recaudar fondos para la sede de Cruz Roja de Tepecoyo.
Con las ventas han logrado reparar el sistema eléctrico y portón principal en las instalaciones que ahora los resguardan ante la emergencia por COVID-19.




Josué junto a otros cuatro voluntarios han decidido habitar la sede mientras se encuentran de servicio comunitario en la desinfección de sectores por la emergencia nacional.
De esa manera evitan cualquier posible contagio con sus parientes.
Las Cárcamo con espíritu guanaco también llevan cena o almuerzos a los jóvenes y se turnan con otras madres para llevar la comida.

Planes a futuro
El joven con espíritu guanaco tras conocer la interacción con niños y jóvenes espera iniciar sus estudios este año en la carrera de Psicología.
También desea trabajar con otros estudiantes del Instituto Nacional de Tepecoyo con actividades de siembra de árboles y talleres de salud sexual reproductiva.
“Mi satisfacción es ayudar a los demás, que conozcan el trabajo de Cruz Roja Salvadoreña y que de ser posible se suman al voluntariado para servir a la comunidad”, reiteró Josué.

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