Irma Lanzas dejó detrás de sí un legado amplio pero poco conocido fuera de los círculos intelectuales. Es una de las pocas mujeres fundadora de la mítica Generación Comprometida, fue maestra y escritora de numerosas obras. También fue parte de la Academia Salvadoreña de la Lengua.
La Generación Comprometida es reconocida por la vasta producción literaria de sus miembros. Entre sus filas, estaban reconocidos escritores salvadoreños como el esposo de Irma, Waldo Chávez Velasco, Álvaro Menén Desleal, Mercedes Durand, Orlando Fresedo, Ítalo López Vallecillos, Mauricio de la Selva y Eugenio Martínez.
Irma Lanzas, parte de una generación talentosa
Irma Lanzas nació en Cojutepeque, en 1933, y falleció el 9 de julio de 2020. Estudió desde sus 12 años en la Escuela Normal España y luego en la Escuela Normal superior, de donde se graduó como maestra. Fue una estudiante destacada y así obtuvo una beca para realizar estudios de Filosofía en la Universidad de Bolonia, Italia.
“Allí viajaba porque había intercambio en universidades, estudié historia del arte en la Sorbona por ejemplo. Estudié posgrados en Madrid, viví en Austria y en Bon y entonces todo eso me dio la oportunidad de ir desarrollando también diferentes maneras e escuchar poesías en otros idiomas y desarrollar mi propio estilo”, explica Lanzas en un vídeo publicado por Clásicos Roxsil sobre su carrera académica.
Viviendo en Europa se casó con el también reconocido escritor Waldo Chávez Velasco.
Manlio Argueta, quien conoció a parte de esa generación, recuerda que a su regreso a El Salvador, Irma se dejó ver muy poco. “Se dedicó a la académica en un trabajo silencioso, apartada del ruido social que acompaña a los comunicadores creativos”, recordó.
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Televisión cultural y educativa
Uno de los aportes más valiosos de la escritora es la televisión cultura educativa, de la que fue creadora en la administración del ministro de Educación Walter Béneke, en 1967. En la entrevista con Clásicos Roxsil, recuerda que para entonces vivía en Alemania y Béneke llegó y le comentó que sería ministro. “Yo creía que me estaba haciendo una broma”, recordó Irma.
Béneke era padrino de una de sus hijas y es reconocido en algunos círculos como un funcionario que se adelantó a su época. Allí la invitó a volver al país para que dirigiera lo que se iba a llamar la televisión educativa. “Yo había visitado la televisora italiana, eso era estar como en la luna con relación a como nosotros estábamos”, explicó.
“Llego y le digo: ‘¿dónde tengo que ir? y me dice: “no existe”. Me estaba nombrando para algo que no existía. Y luego me dice: “Pero busque por allí debe haber un lugarcito, un escritorio por allí y allí diga que yo la mando”, rememoró en aquella entrevista de 2019.
Y efectivamente, va y busca un “lugarcito” en una oficina. Se instaló. Solo tenía nombrada una secretaria y una ordenanza. Pero esa es la historia que resume el inicio de la televisión educativa.
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Un proyecto adelantado a su tiempo
La Televisión fue un proyecto valioso para el país de esa época y modelo para otros países. Cubrió la enseñanza en todo el territorio salvadoreño después de que fueran instaladas dos torres y comenzaran a transmitir de manera simultánea los canales 8 y 10. “Fue un programa que nació así en esa forma, surreal, pero por un período ayudó a la educación del país. Con el tiempo, cuando ya vino la guerra civil se tuvo que terminar porque no era posible hacer ese trabajo en un país que estaba bajo guerra”, explicó.
Luego volvió a salir del país para estudiar Teología en la Universidad Saint John en Nueva York, Estados Unidos.
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Obra de Irma Lanzas
Irma Lanzas escribió varios libros, entre ellos “Canción de hierba”, que es el más conocido de poesía, también “Reflexiones hacia el reino por la fe” y “Absoluto asombro”. En 2012 publicó “Poesía mística proyectada hacia el Siglo XXI”. Muchas de sus obras contenían reflexiones teológicas y místicas.
“A su regreso de Italia, casada con Waldo y ya con hijos grandes que quedaron en Nueva York, Irma se dedicó más al ejercicio de su otra profesión: la teología”, recuerda Argueta.
En 2008 fue incorporada a la Académica Salvadoreña de la Lengua. Sus más cercanos recuerdan su pasión por la docencia. En la Universidad Don Bosco fue Decana de la Facultad de Humanidades.