Por Nancy Salguero.
Las líneas del tren no solo marcan el camino del ferrocarril, sino la historia del caballo de hierro en Sonsonate.
La antigua estación de trenes ubicada en la calle Obispo Marroquín frente al mercado El Ángel, ahora se ha convertido en una cuna de conocimiento con la exposición de piezas arquitectónicas del siglo XIX que impulsaron el desarrollo de la ciudad.
Antiguos instrumentos y diferentes maquinarias, que llegaron a El Salvador en 1882, están expuestas al público desde 2017. La inauguración de este museo y centro cultural se dio junto a las autoridades de la alcaldía de Sonsonate y también la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA).
Un espacio para la familia

La ex estación ofrece una exposición de fotografías, además de un área utilizada como cine. Muchas familias visitan el museo por este atractivo en particular, para también, formar parte del desarrollo de diferentes actividades en el lugar.
La historia cobra vida con el recorrido de 600 metros de la “Bala de Plata” o también conocida como la “Bala Tacuzcalco”.
La locomotora de 60 años de antigüedad funciona en la ciudad cocotera desde 1960, época en la que la maquinaria se convirtió en lo más novedoso del transporte de la vía férrea en El Salvador.
Otro dato interesante, es que la Bala de Plata formó parte del transporte de Ferrocarriles Nacionales de El Salvador (FENADESAL). También sirvió como medio de transporte para ciudadanos entre el Puerto de Acajutla y Sonsonate.
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La remodelación de la maquinaria no fue fácil, según las autoridades. Sin embargo, la sonrisa de decenas de turistas tanto locales, nacionales como internacionales, muestran que echar a andar el motor de esta vieja locomotora valió la pena.
El característico silbido del tren y el ruido de las ruedas en los rieles se escucha con frecuencia los fines de semana en la ciudad cocotera. Un anuncio del funcionamiento de la Bala junto a 30 pasajeros que se trasladan hasta la plaza ferroviaria en la 7 calle oriente y que conecta con el bulevar Las Palmeras, distrae a chicos y grandes.

Al llegar a la plaza se encuentran con más piezas de diferentes maquinarias e incluso con el monumento a los ferrocarrileros, junto a las exhibiciones de los antiguos trajes de la época.
Para cerrar con broche de oro este recorrido al pasado, el gusto al paladar no puede faltar en este sector con la diversidad de platillos típicos. El museo del ferrocarril actualmente continúa dinamizando la economía del cálido departamento.