El cipitío, uno de los personajes míticos más conocidos del folclore salvadoreño, pasó de ser hijo de una infidelidad a un símbolo educativo.
Por: Nathalie Trabanino
MARIO AMAYA FOTOPERIODISTA / www.elsalvador.com
Gracias a un maestro que personificó al personaje, la leyenda del Cipitío tomó notoriedad en el ámbito de la educación.
A inicios de los años noventa, el Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (UNICEF), otorgó un premio al programa de televisión salvadoreña “Aventuras del Cipitío”, por clasificarse como un segmento educativo para la niñez.
El Cipitío – Origen de la leyenda salvadoreña
El Cipitío es un personaje mesoamericano, pues se conoce tanto en México, como en Centroamérica.
La leyenda original del Cipitío se basa en la cosmovisión y mitos prehispánicos.
Su origen proviene del Náhuatl y tiene su inspiración en una historia religiosa de la época precolombina, al ser un hijo de dos dioses de la mitología indígena precolombina.
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Ella, de nombre Sihuehuet, la diosa de la luna, traicionó a su esposo, el dios del Sol, con el Lucero de la mañana. De esa infidelidad, surge un hijo: el cipitío.
Al enterarse de la infidelidad, el dios de la lluvia Tláloc, castiga a Sihuehuet y a su hijo. Al niño lo hechiza para no crecer y mantenerse por siempre como un niño de diez años, que asusta y enamora a las niñas que le gustan.
El Cipitío y La Siguanaba
Mientras que a Sihuehuet luego de ser una diosa la convierte en mujer vagabunda, que asusta a los hombres alcohólicos y trasnochadores. Cuenta la historia que desde entonces a la mujer se le conoce como la Siguanaba.
“Era joven, blanca y muy bonita, yo he visto a la Siguanaba”, expresó Marcial Sosa, habitante de Tecoluca, departamento de San Vicente, en un video del canal de YouTube La Investigación Científica de la UES.
Otra versión de la historia cuenta que el Cipitío era hijo de Sihuehuet y Yeisun, hijo de Tláloc, pero su madre lo abandonó por irse con sus amantes.
A pesar de la popular leyenda salvadoreña, que se ha contado de generación en generación, en el 2006, el escritor salvadoreño Manlio Argueta, creó una adaptación de la historia original de el cipitío.
En la versión de Argueta, el popular personaje tiene aproximadamente cinco años de edad y es un duende Náhuatl, que vive en el campo, se alimenta de frutos variados y juega con los animales.
El Cipitío en Centro América
Mesoamérica comparte historias y relatos. “Honduras y Guatemala son los países más relacionados con El Salvador en materia indígena”, expresó Luis Melgar Brizuela, especialista en Letras Hispánicas, citado en una investigación de la UES.
A pesar de mantener raíces similares, los nombres del cipitío cambian según el país. En El Salvador es conocido como el cipitío y su mamá Suguanaba, pero en las historias de México se mencionan a los “zipes”, que son descritos como duendes con forma de niños y a “La Llorona”, en lugar de la Siguanaba.
Por otra parte, en Guatemala, le llaman “El viejo del sombrerón”.
Raíces en el Náhuatl
Aunque existen varias versiones en cada país, y se le atribuyen diferentes nombres al mismo personaje, el Cipitío, en Náhuatl proviene del vocablo “Cipit”, que significa “pequeño”.
Cuenta la leyenda, En El Salvador, que el personaje del Cipitío sale en los montes y veredas de las zonas rurales.
“En la cosmovisión rural de El Salvador existe mucha tradición que viene de lo prehispánico”, explicó el arqueólogo e historiador Heriberto Erquicia, en un video también auspiciado por Investigación Científica de la UES. El personaje del Cipitío es reconocido por su peculiar atuendo: un gran sombrero de palma, sus caites y su traje blanco de manta.
El Cipitío: leyenda de Carne y Hueso
José Rolando Menéndez Castro es un maestro, licenciado en letras y actor nacional, que ha dado vida al personaje. Su gusto por la actuación y la música nació desde que estaba en bachillerato.
Y fue precisamente la creación de una canción que hablaba del personaje la que lo llevó a interpretar dicha leyenda.
“Yo venía de escribir guiones para un programa infantil llamado Fantasía, entonces ahí, en una oportunidad interpreté al personaje. Ahí canté por primera vez la canción original del Cipitío”
José Rolando Menéndez, en la entrevista.
Menéndez asegura que le inspiran las costumbres y toda la historia tradicional de El Salvador.
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Humanizando una leyenda salvadoreña
“En el caso de este personaje me conmovió mucho su naturaleza y siempre tuve la intención de rescatarlo y humanizarlo, y ya no tenerlo como un personaje diabólico”, explicó Menéndez.
Gracias a la creatividad de Menéndez, el personaje de leyendas y mitos pudo convertirse en un mensajero de enseñanzas para la niñez salvadoreña.
Es por ello, que en el 2011, Menéndez, fue reconocido por la Asamblea Legislativa de El Salvador, cuando se le otorgó el premio de Notable Artista de El Salvador.
En este artículo, puedes leer todo sobre La leyenda del Cipitío desde la óptica de Rolando Menéndez.
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