Después de más de 85 años de su creación, la canción El Carbonero sigue despertando nostalgia entre los salvadoreños alrededor del mundo, en buena parte porque conecta con el sentido de la identidad salvadoreña, según dicen distintos conocedores de música y antropología.
Para muchos, esta canción folclórica es una suerte de segundo himno nacional de El Salvador. “Hay una fuerte carga de emotividad en relación a estas canciones (folclóricas) y las vivencias personales que permiten que dichas piezas musicales se conviertan en símbolos de identidad”, afirma el antropólogo Hector David Serrato.
La internacionalización de El Carbonero
Diversas publicaciones periodísticas dan fe que a lo largo de los años se han compuesto múltiples arreglos y versiones de esta canción salvadoreñas alrededor del mundo. Un ejemplo es el del cantante Napoleón Domínguez, quien en septiembre del 2018 cantó un arreglo especial de El Carbonero en el festival de música latinoamericana en el teatro de ópera de Doha, Catar.
Esta composición que la mayoría de salvadoreños cantaron o bailaron durante su infancia ha trascendido fronteras, puesto que las comunidades de salvadoreños que residen en Estados Unidos y en otros lugares del mundo sienten fuertes emociones al escucharla.
“Se considera como una realidad el hecho de que la lejanía de las personas respecto al país aumenta el sentimiento de identidad”, afirma Serrato.
“Cada vez que escucho la canción del carbonero recuerdo mi pueblo en Chalatenango y las veces que la bailé en la escuela, se me hace un nudo en la garganta, pero me siento feliz”, dice Dagoberto Valencia, salvadoreño residente en Madrid, España.
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El Carbonero de Pancho Lara – Orígenes santanecos sencillos y alegres
El Carbonero es una canción del tipo folclor escrita por el artista santaneco Francisco Antonio Lara, mejor conocido como “Pancho Lara”, quien nació el 3 de diciembre de 1900 en la hacienda “La Presa”, departamento de Santa Ana. Fue poeta y músico al quien se le atribuyen alrededor de 400 composiciones.
“La estructura melódica de El Carbonero es sencilla, su ejecución es fácil. La composición transmite alegría debido a la armonía empleada”, afirma Jorge Alas Cáceres, compositor y músico.
El Carbonero fue escrita en el año de 1934 y trata de una forma poética la visión campesina del trabajo relacionado al carbón que se realizaba en las montañas de El Salvador durante la década de los años 30’s. Dicha actividad económica era la más accesible a las mayorías de esa época.
Según Alas Cáceres la canción fue ideada para ser bailada, aunque también existe la posibilidad de que el artista quisiera denunciar o poner en evidencia ciertos aspectos sociales de la época.
¿Qué significa la letra de El Carbonero?
La letra de El Carbonero habla de un hombre que baja del volcán tratando de vender su carbón. Para los académicos consultados, esta simplicidad en su letra está llena de simbolismos que pueden conducir a diversas interpretaciones.
Según el antropólogo Serrato, “es importante recordar que el carbón fue un material de primera necesidad en la mayoría de hogares salvadoreños” que sirvió sobretodo para cocinar.
El estribillo “soy carbonero que vengo de las cumbres del volcán”; se refiere al extinto oficio heredado de la época colonial. Dicha actividad fue la fuente de trabajo de la mayoría de salvadoreños en el área rural en los años a finales del siglo IXX y XX.
Según Serrato, quien ha investigado la antropología de la música popular, “el ofició de carbonero debió haber sido en su momento algo muy esperado por muchísima gente para suplir sus necesidades cotidianas”.
El personaje de la canción pregona que su “carboncito es de nacascol, chaperno y copinol” lo cual puede hacer referencia al comercio y uso indiscriminado de la leña, como método de cocción y la generación artesanal de carbón vegetal. La frase de “sí mi señor, es buen carbón” podría denotar la sumisión del campesino vuelto carbonero, ante un sistema de producción propio de la época.
Presencia a través del tiempo y el espacio
Por más de 85 años la sencilla melodía y letra de esta canción le ha permitido mantenerse por generaciones como un “símbolo musical”. La música folclórica es “aquel tipo de música que se difunde por trasmisión oral y de generación en generación”, según el compositor e investigador Salvador Marroquín.
“La música tiene tiene la capacidad de provocar de súbito una emoción grata de identificación con la cultura propia”, escribió el antropólogo Serrato.
Vestidos con las ropas tradicionales de El Salvador, pequeños y grandes engalanan de patriotismo y han bailado por décadas al son de esta canción. El Carbonero ha sido interpretada por distintos músicos en Europa, Asia y a lo largo de todo el continente americano.
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“Es una tradición que, en tiempos de fiestas nacionales o en actos cívicos, la canción de El Carbonero se represente por los niños en las escuelas y colegios salvadoreños”, afirma Teresa Reyes, directora del Centro Escolar Alfredo Espino.
Letra de El Carbonero (Compositor: Francisco Antonio Lara)
Soy carbonero que vengo De las cumbres, sí señor, Con mi carboncito negro Que vierte lumbre de amor.
De las cumbres del Rosario, De otros pueblos y el volcán, Bajo siempre solitario A venderles mi carbón.
Si mi señor, Es buen carbón. Cómprelo usted, De nacascol.
Y de chaperno Y de copinol. Todo señor Es buen carbón.
Cuando vengo por los montes Con mi carga de carbón, Vengo enredando horizontes En mi largo trajinar.
Me cruzo por los vallados
Donde gime el torogoz
Y cuando llego al mercado
Les pregono con mi voz.
Sí, mi señor,
Es buen carbón.
Cómprelo usted
De nacascol.
Y de chaperno
Y de copinol.
Todo señor
Es buen carbón.
Sí, mi señor,
Es buen carbón.
Existen muchos factores que influyen en el sentido de pertenencia e identidad de las personas hacia la nación. La canción de El Carbonero, sin duda, forma parte importante en el sentido de pertenencia de los salvadoreños hacia El Salvador y su cultura.