El coronavirus ha paralizado al mundo, pero no paraliza nuestra fe.
Melissa Fernández, de 94 años, esperó desde su hogar la triunfante entrada de Jesús en Jerusalén, un inicio de la Semana Santa con el Domingo de Ramos, como lo conmemora la feligresía católica.
Para Fernández el coronavirus ha paralizado al mundo, pero no ha paralizado su fe.
Sus rodillas ya no le responden como antes, pero nada impidió “vivir ese único momento” en su casa ubicada en la colonia 14 de Diciembre en Sonsonate.
Sentada en la puerta de su vivienda y con un ramo listo en su mano derecha. Su rostro cambió de inmediato al escuchar las alabanzas anunciando finalmente la llegada de Jesucristo hasta su “morada”.
Este domingo Jesús no entró en su colonia en un burrita, como se narra en Mateo en el capítulo 21, versículo 5: “Mira que tu rey viene hacia ti con toda sencillez, montado en una burrita, un animal de carga”, pero sí lo hizo en vehículo.
Toda la familia se unió y agradeció el baño de agua bendita, una señal de esperanza en medio de la tormenta, describió Fernández.
Un niño en la calle gritó a lo lejos: “Mamá, allá viene papa Chus”, un reflejo de cómo una tradición se transmite de generación en generación en El Salvador.
Un Domingo de Ramos diferente
El domingo amaneció en silencio como los otros días, pero las decoradas casas con palmas, listones, hojas verdes e incluso altares, le dieron un respiro diferente.
A pesar de las restricciones de movilidad en el país los feligreses de la Iglesia católica no se quedaron de brazos cruzados en el inicio de la Semana Santa. Con entusiasmo y creatividad, los guanacos decoraron ventanas y puertas con ramos hechos por ellos mismos.
Para motivar esta acción, Evelyn Valiente, una de las propietarias de Floristería Evelyn, realizó un taller de cómo poder hacer un bonito ramo para esta ocasión con material que se puede encontrar en la casa y/o en el jardín.
“Quería aportar con mucho cariño para que celebremos la verdadera Semana Santa. Y si puedo, contribuir un poquito a despejar nuestras mentes haciendo los ramos para recibir a Jesús en nuestros corazones” manifestó Evelyn al invitar al live en la página de facebook.
Evely Valiente en taller de ramos Ramos creados en el taller
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Un acto de fe
Debido al COVID-19 en El Salvador, la iglesia católica suspendió las actividades públicas de la Semana Mayor; sin embargo, su vivencia y experiencia en este primer día ha sido muy satisfactoria.
Para el feligrés Josué Parada vivir la Semana Santa en casa significa reflexionar el verdadero amor y entrega de Jesucristo para tratar de mejorar como persona y en familia.
Y aunque la comunidad extrañó el tradicional recorrido en Domingo de Ramos, esperó con alegría atrás del balcón o en la puerta de su casa para ver el rostro de Jesús.
Hubo lágrimas, reverencias, gozo e incluso agradecimiento, cuenta Karen Hernández, una de las jóvenes de la pastoral de comunicaciones del Santuario Nuestra Señora de Guadalupe.
“Ver a las familias me conmovió, estaban unidas y eso significa esperanza. A veces pasamos juntos, pero no nos comunicamos, creo que eso se está logrando ahora”, dijo la joven muy entusiasta.
Motivados por el recorrido hasta su casa Bendiciendo cada hogar Entrega ante la presencia de Jesús Madre e hijos vivieron el Domingo de Ramos