El Día de los Farolitos es una de las celebraciones más importantes en Ahuachapán. Esta se caracteriza por ser una festividad donde los participantes iluminan las calles del municipio con faroles. Su importancia es tal, que ha sido denominado como Patrimonio Cultural de El Salvador.
Esta tradición tiene un origen incierto, sin embargo, existen diferentes teorías que tratan de explicar cómo inició la festividad en la localidad. Estas apuntan a la raíz religiosa de la zona, como también a un fenómeno natural que llevó a los pobladores a usar los farolitos.

Origen del Día de Los Farolitos
Los inicios de esta tradición no están documentados oficialmente, pero se sabe que la misma tiene, por lo menos, 160 años de existir. Según los pobladores de la zona, existen dos grandes explicaciones de cómo surgió esta festividad.
Por una parte, se menciona que aproximadamente en 1850 hubo un terremoto en el municipio. La magnitud del mismo fue tal que obligó a los pobladores a dormir en las calles, iluminados únicamente por candelas.
Debido a ello, los habitantes rezaron a la Virgen María por su protección, como para agradecerle que se encontraban sanos y salvos, prometiéndole que cada 7 de septiembre, se encenderían faroles en honor a su cuidado.
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Por otro lado, la segunda teoría también está relacionada con la Virgen María y su imagen religiosa en el municipio. Se especula que esta festividad inició para festejar y celebrar el nacimiento de la virgen. Por ser un pueblo fuertemente religioso, con el paso de los años este día cobró fuerza e importancia, hasta llegar a ser una tradición.
Según el Ministerio de Cultura, esta segunda teoría: “Es la que tiene más fuerza o la que las personas más aceptan, ya que para algunos pobladores el amor a la virgen María viene inculcado desde la conquista. Prueba de ello es que hasta una de las carabelas de Cristóbal Colón tenía por nombre La Niña, en honor a la virgen niña”.
Ahuachapán, en tiempos de la Colonia, tenía por nombre “Nuestra Señora de la Asunción de Ahuachapán”, lo que demuestra nuevamente el fervor cristiano que se tenía por la virgen.

Preparación para Los Farolitos

La festividad se realiza hasta el mes de septiembre, sin embargo, la preparación para la misma se lleva a cabo con meses de anticipación.
Los farolitos que serán utilizados son hechos con una madera forrada con papel celofán. La característica especial es que se usa papel de diferentes colores, para que, al ser iluminados por las velas, los farolitos resplandezcan de distintas formas y colores.

La creatividad de los pobladores ha llegado a tal punto que año con año se lleva a cabo un curso donde se construyen figuras que compiten entre sí por ser las mejores del año. Todos estos adornados por los farolitos.
Las calles del municipio se ven iluminadas con figuras de vírgenes, iglesias, árboles e imágenes religiosas que iluminan la víspera del nacimiento de la virgen.
De igual forma, el día 8 de septiembre se lleva a cabo una misa en honor al nacimiento de la Virgen María, donde a media noche se elevan lámparas de papel al cielo.

Patrimonio Cultural de El Salvador
El 21 de agosto de 2014, la Asamblea Legislativa de El Salvador declaró: “En reconocimiento al esfuerzo de los habitantes de Ahuachapán por mantener la tradición de celebrar desde hace más de 170 años, cada siete de septiembre el Día de los Farolitos, las Diputadas y Diputados acordaron declarar esa celebración “Patrimonio Cultural Inmaterial de El Salvador”.
Esta declaración oficial contó con el apoyo de los 67 legisladores de ese momento, quienes expresaron que es importante mantener viva una tradición cultural tan importante para el país como esta.

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Los Farolitos de Ataco

Desde 1897, en Concepción de Ataco se celebra de igual manera el Día de los Farolitos. Esta sitúa su origen 47 años después de la iniciada en el municipio de Ahuachapán.
Según la historia, esta festividad fue traída al municipio por las hermanas Eguizábal, quienes llevaron a Ataco la imagen de la Virgen Niña más antigua del país, que actualmente se encuentra en la Iglesia de Ataco. Posteriormente, ellas se trasladaron al municipio de Ahuachapán y llevaron esta tradición con ellas.